La política hace extraños compañeros de viaje. Es lo mínimo que se puede pensar después de que el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, haya asegurado que cuenta con los diputados de Catalunya Sí Que Es Pot para conformar en el futuro una nueva mayoría en el Parlament y desplazar al independentismo de la Generalitat y del Govern. Buen dialéctico como es, encontrará, sin duda, muchas explicaciones para la petición de mano lanzada a través de los medios a los diputados de los comuns en el Parlament, Lluís Rabell, Joan Coscubiela, etc. Pero la política contorsionista también tiene su límite: con Cristina Cifuentes en la Comunidad de Madrid, con Susana Díaz en Andalucía y con los comuns en Catalunya quizás es un conglomerado inalcanzable para quien niega a Pablo Iglesias no solo sus votos sino incluso sentarse a hablar de una moción de censura a Mariano Rajoy.

A lo mejor, las cosas fueron mucho más sencillas ya que las declaraciones se efectuaron después de una visita a la sede del Foment del Treball Nacional, a la que acudió acompañado de Inés Arrimadas, y donde fue recibido, entre otros, por el presidente de la patronal, Joaquim Gay de Montellà. ¿Qué quiere Foment del Treball? Que el procés descarrile como sea y que el referéndum que quieren llevar a cabo Puigdemont y Junqueras no sea convocado. Si para ello, Rivera tiene que lanzar un guiño a los comuns es tan solo un mal menor. ¿O acaso no está enfrente de la plaça de Sant Jaume Ada Colau gobernando la ciudad de Barcelona y con una complicidad importante de la patronal catalana que mira hacia otro lado cuando las cosas no le gustan? 

Rivera ha aprendido rápido el juego de la política aunque hasta la fecha su formación haya servido más para apuntalar gobiernos que para cambiarlos. Seguramente es lo que se espera de un partido bisagra y muy cercano al establishment político. En Catalunya, sin embargo, no quiere conformarse con las migajas y aspira, como segundo partido del Parlament, a aglutinar a toda la oposición. Su apuesta es tan alta como improbable aunque mientras tanto quiera jugar a situar en una posición incómoda a los comuns, que huyen de alinearse ante el referéndum en un espacio u otro.