Se cumplen este lunes quince años de la estrambótica operación militar para recuperar el islote de Perejil, que provocó un sonado incidente entre Marruecos y España. Vale la pena recordar lo que sucedió: seis militares marroquíes habían tomado unos días antes Perejil, de una superficie de 0,15 km2, un peñasco deshabitado, usado ocasionalmente por contrabandistas y a 200 metros de la costa de Marruecos pero que España considera que forma parte de su territorio. Después de seis días de invasión José María Aznar y su ministro de Defensa, Federico Trillo, ordenaron a las tropas españolas recuperar Perejil, desalojar a los ocupantes e izar la bandera española.

De Perejil nunca más se volvió a hablar, la bandera obviamente desapareció con el tiempo... y pelillos a la mar en las relaciones entre España y Marruecos siempre solventadas a través de una fórmula infalible: cuando el vecino del sur quiere llevar a la práctica alguna de sus exigencias provoca una crisis con Madrid y un arreglo económico acaba siendo siempre la solución.

Fue Perejil la última operación militar española en defensa de su soberanía nacional. Y fue suficiente recuperar un islote olvidado para trazar similitudes con las Malvinas argentinas o para que Trillo relatara la acción militar de la siguiente manera: "Al alba y con tiempo duro de levante... con fuerte levante, 35 nudos de viento, salieron cinco helicópteros...".  Sobre todo aquel episodio de desencuentro hispano-marroquí se extendió un tupido velo. Incluso sobre la posibilidad de un acuerdo diplomático que Aznar descartó y que contó con el apoyo de Mariano Rajoy, a la sazón vicepresidente del Gobierno. Quizás fue una de las pocas ocasiones en que el gallego, siempre acusado de timorato en sus decisiones, animó a Aznar a resolver el conflicto con urgencia y por la vía militar.

Aznar quería un conflicto militar y lo tuvo. Y la derecha —entonces solo era la derecha; hoy, no sabemos qué hubiera pasado— durante un largo tiempo se dedicó a sacar brillo a un conflicto que sin duda tenía otras soluciones.