El manifiesto del Pacte Nacional pel Referèndum, que se puede firmar desde este miércoles a mediodía, ha conseguido en tan solo siete horas un total de 10.000 adhesiones en lo que, en la práctica, supone el primer paso de partidos, entidades, sindicatos, colegios profesionales y asociaciones para la celebración del referéndum del próximo mes de septiembre. Entre los firmantes un primer nombre propio de fuera de Catalunya, el líder de Podemos, Pablo Iglesias. La partida del referéndum ha tenido esta jornada tres puntos cardinales: Barcelona, Madrid y San Sebastián.

El más significativo, la capital catalana, donde una vez se ha confirmado que hubo un almuerzo el pasado mes de enero en el Palacio de la Moncloa entre Mariano Rajoy y Carles Puigdemont no ha sido difícil interpretar su resultado: fracaso absoluto de la posibilidad de abrir un diálogo para celebrar un referéndum y enormes dificultades para avanzar en otros acuerdos -los famosos 46 puntos- si previamente no hay una renuncia catalana al referéndum. Significativo también el cierre de filas en el Govern entre el PDeCat y Esquerra y entre Puigdemont y Junqueras. El segundo conocía la cita en la Moncloa y ha retenido a sus colaboradores información al respecto. Seguramente, si no hubiera sido por algún comensal imprudente del presidente del Gobierno el encuentro habría seguido formando parte más del ámbito de los rumores que del de las noticias. Un comentario más: con comida o sin comida, el fracaso de los que esperaban un movimiento del Gobierno español en el ámbito autonómico y competencial sigue siendo alto.

El segundo foco es Madrid y el sujeto es Iglesias. Es importante que el espacio de Podemos no se desentienda del referéndum que hoy se intenta pactado pero que todo el mundo sabe que solo podrá intentarse con la aprobación de una legislación catalana. En este aspecto el espacio de Podemos y los Comunes, con todos sus matices que ciertamente no son pocos,  ensancha y mucho las mayorías en Catalunya. No la independentista pero sí la que ayuda a dar mayor credibilidad a la base política para el referéndum aunque, al final, serán las personas y no las organizaciones las únicas que pueden garantizar un resultado.

Finalmente, el tercer polo es San Sebastián, donde un acto entre el ex lehendakari Ibarretxe y el ex president Mas sirvió para poner negro sobre blanco a algunas interpretaciones a puerta cerrada. Mas garantizó la convocatoria del referéndum, señaló que era fundamental llegar hasta el final y que el independentismo no había hecho un camino tan rocoso para tirar la toalla en el último momento. Respecto a lo que sucedería si había una oferta del Gobierno español fue claro: la hipotética oferta se confrontaría en las urnas a la independencia de Catalunya, nunca la sustituiría. Mientras, en la tribuna del público dirigentes del PNV, líderes políticos como Otegi e incluso algún que otro miembro del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco presente en la sala, aplaudían con una cierta envidia la radicalidad democrática catalana.