Lamento decirlo con estas palabras: basta de hacer el bobo. No puede ser que en plena alerta terrorista de nivel 4 —que este martes por la noche ha provocado una situación de pánico entre los vecinos de la Sagrada Família por lo que después fue una falsa alarma, pero que obligó a acordonar durante más de una hora una amplia zona del Eixample— y cuando aún no hace un mes del atentado que provocó 16 muertos en Barcelona y Cambrils, el encargo a los Mossos d'Esquadra sea que busquen urnas por toda Catalunya para evitar el referéndum del 1 de octubre.

El fracaso de la política y la inacción del Gobierno español fiándolo todo a los tribunales de justicia está desembocando en un auténtico esperpento de la Marca España, que atenta ya contra derechos básicos de los ciudadanos. Desde la prohibición de un juez de Madrid de celebrar un acto sobre el referéndum en la capital, autorizado por la alcaldesa Manuela Carmena, a la comunicación recibida por los directores de TV3 y de Catalunya Ràdio en la que se les dice que "se abstengan de iniciar, tramitar, informar y/o dictar en el ámbito de sus respectivas competencias acuerdo o actuación alguna que permita la preparación y/o celebración del referéndum".

El éxito policial de los Mossos del pasado mes de agosto desarticulando en 72 horas un comando de doce terroristas, con el resultado conocido de siete personas muertas y cinco detenidos, ha provocado desde entonces una corriente de simpatía entre la ciudadanía y la policía catalana. Los Mossos se anotaron un éxito policial enorme aunque aún hay lagunas suficientes que no han sido aclaradas y que se sustentan en dos, una política y otra de los servicios de seguridad españoles. En primer lugar: ¿se puede seguir defendiendo que la policía catalana no tiene que estar con todas las consecuencias en Europol, una situación que tan solo es consecuencia de la cerrazón del Ministerio del Interior? En segundo lugar: ¿algún día se nos explicará por qué la carpeta del imán de Ripoll era tan extensa para la policía española y los servicios del CNI y tan escasa para la policía catalana?

El hecho de que haya un consenso en preservar una zona de interés común entre ambos gobiernos en materia de lucha contra el terrorismo yihadista no puede servir para tapar intereses espurios. Y sinceramente no es de recibo que mientras el conseller de Interior, Joaquim Forn, está informando al Govern en su reunión semanal de los martes de que existe una alerta terrorista urgente en el sur de Europa concentrada en Francia y Roma; que se pongan en marcha a petición de París unos controles estrictos en la conurbación de Barcelona y se informe de ello a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, los máximos responsables de Mossos, Guardia Civil y Policía Nacional estén reunidos con la Fiscalía para abordar cómo se implementa la represión contra el referéndum. Inaudito.

Desde el primer día he defendido que la política ha tenido tiempo suficiente para dar respuesta a la petición de un referéndum acordado en Catalunya. Se ha escondido la cabeza debajo del ala y la inconsistencia de los políticos españoles ha acabado dejando pudrir la situación. Ninguna propuesta en cinco años. Eso sí, una prensa escrita en parte adoctrinada y en parte bravucona no ha dejado de hablar de golpe de estado, golpe a la democracia y otras generalidades de consumo interior. Mientras, el Financial Times, Le Monde o The Guardian, por citar tres ejemplos relevantes en el mundo informativo global, han terciado en las últimas horas en el conflicto con una idea prácticamente idénticas y presionando al Ejecutivo de Mariano Rajoy para que se mueva. Que pacte un referéndum.

Un ruego final: no jueguen con nuestra seguridad y dejemos a los Mossos como única policía integral desplegada en toda Catalunya que siga haciendo tan bien su trabajo.