Alguien deberá hacer un día una especie de memorándum que cuantifique las ganancias que con habilidad obtienen los nacionalistas vascos cada vez que sus votos han sido necesarios para cualquier Gobierno español en el Congreso de los Diputados. No únicamente en el caso concreto de estos presupuestos generales del Estado sino en general a lo largo de la transición española. Porque no hay que engañarse, en este caso el discurso fácil es señalar a los partidos independentistas catalanes como formaciones políticas despeñadas hacia ninguna parte para justificar que lo que se ha hecho es una excepción cuando forma parte del ADN de los partidos españoles unionistas aceptar que lo que era bueno para el País Vasco era malo para Catalunya.

Nada más lejos del ánimo de quien esto escribe señalar al PNV como una formación insolidaria con el apoyo dado a quien procesa e inhabilita a las autoridades catalanas, primero por celebrar el 9-N y, después, por abrir juicio a la presidenta del Parlament y otros miembros de la Mesa por facilitar un debate sobre las conclusiones de la comisión de estudio del proceso constituyente. Sino tan solo señalar que, de una única tacada, el Gobierno español recibe los cinco votos que necesita para sacar adelante los presupuestos generales del Estado y, a cambio, de un plumazo se mira hacia otro lado en la liquidación del cupo vasco, pendiente desde 2007. Así, el Gobierno vasco recibirá 1.400 de los 1.600 millones que reclamaba desde hace una década y reducirá en más de 500 su aportación a las arcas del Estado en este ejercicio. Esta bilateralidad, el Gobierno español la entiende y la defiende, primando incluso un sistema de financiación que ya es de por sí ampliamente beneficioso para los vascos. ¿Habrá que quitarse el sombrero, no?

En esta especie de paquete singularizado que ha preparado Rajoy para Euskadi hay otra guinda: recuerdan el boicot del Estado al viaje de una delegación empresarial de Catalunya y Flandes a Marruecos la pasada semana, que debían encabezar los presidentes Puigdemont y Geert Bourgeois? Como por arte de magia, se ha informado que otra delegación empresarial, en este caso de las Cámaras de Comercio de Álava, Bilbao y Gipuzkoa, sí que viajarán con toda normalidad bajo el amparo de la Oficina Económica y Empresarial de España en Casablanca.

Hechos, no palabras. Como aquella "lluvia de millones" que se anunció en infraestructuras a Catalunya y que quedaba tan bien en un titular y que luego, una vez se presentaron los presupuestos, se reveló sobre todo como un gran gesto propagandístico. Pero claro, lo fácil es decir que basta ya de victimismo.