Cuando falta poco más de un mes para las elecciones del 21 de diciembre y se conocen ya todas las candidaturas que se presentarán a los comicios, cinco son las novedades más destacadas de la primera encuesta presentada por El Periódico.

En primer lugar, el bloque independentista volverá a ostentar la mayoría absoluta de la Cámara catalana, con una horquilla que va entre los 68 y los 71 diputados. Si eso fuera así, el castigo al bloque unionista sería importante, ya que el desalojo del Govern llevado a cabo por PP, PSC y Ciudadanos y la supresión temporal de la autonomía devolvería la política catalana a la casilla de salida. Sería verdad una vez más que el independentismo es la fuerza mayoritaria de la política catalana y es capaz de aguantar las peores embestidas. ¿Y ahora, señores Rajoy, Sánchez y Rivera?

Segunda conclusión: Esquerra Republicana mantiene una ventaja nítida en la primera posición que, hoy por hoy, no está en riesgo, con una horquilla de entre 37 y 38 escaños. Es cierto que ha perdido algo de fuerza, pero estar presente en el tablero electoral sin su principal activo político, el vicepresident Oriol Junqueras, es una tarea casi titánica. La política moderna está muy basada en los referentes personales para los electores, y Junqueras está en prisión preventiva junto a medio Govern en el centro penitenciario de Estremera. La secretaria general, Marta Rovira, es obvio que aporta cosas nuevas a la campaña, pero la imagen de Junqueras es lógicamente mucho más completa para los electores.

Tercero: la candidatura del president Puigdemont ha arrancado con fuerza, pero su evolución no deja de ser una incógnita. El simple hecho de que encabece una lista que lleva por nombre Junts per Catalunya y que haya sido capaz de saltar por encima de su partido, el PDeCAT, e imponer por sorpresa de casi todos una lista muy transversal, le abre expectativas pero no le asegura un muy buen resultado. Dependerá de los mensajes, el modelo de campaña y de que la candidatura arraigue con fuerza y credibilidad. En el peor de los casos, ha entrado ya en la campaña en una segunda posición y abandonando el pozo en el que se encontraba el PDeCAT antes de que Puigdemont se involucrara a fondo y alejara del centro de mando al partido y todos sus dirigentes

Cuarto: PSC y Ciudadanos aparecen disputando el segundo lugar a JuntsxCat. De hecho, la encuesta les da a los tres la misma horquilla de diputados, 24-25. El caso de los comuns y del PP son especialmente significativos. La formación de Ada Colau y Xavier Domènech retrocedería de 11 diputados a 9 o 10. De confirmarse en las urnas sería, sin duda, un castigo por su política equidistante entre los dos bloques y sin aportaciones creíbles en la política catalana. Mucho más sangriento sería el caso del PP, que la encuesta le otorga el último lugar y unas expectativas de seis o siete frente a los diez que ahora tiene. Una bofetada así supondría un serio golpe para Mariano Rajoy y sus intransigentes posiciones en Catalunya.

Quinto: la CUP, con siete u ocho escaños frente a los diez de 2015, resistiría. Y volvería a ser imprescindible para la mayoría independentista, algo que a buen seguro no desean ni Puigdemont ni Junqueras.

Sexto y último: con tanto tiempo para las elecciones y una campaña tan atípica, hagamos un caso relativo a las encuestas. El factor emocional va a estar más presente que nunca. También la oposición al artículo 155 y la violencia policial del 1 de octubre. También es importante conocer si los miembros del Govern hoy presos y los Jordis abandonan la cárcel y pueden hacer campaña con normalidad. Todos ellos son elementos muy importantes cara al 21-D y, seguramente, la prudencia va a ser más necesaria que nunca.