Si el pasado martes la fracasada reunión entre la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría y el vicepresidente Oriol Junqueras fue la constatación de que la Operación Diálogo tan cacareada por parte del Gobierno español es, hoy por hoy, tan solo un titular hueco, la cascada de noticias judiciales del miércoles que tenían como únicos destinatarios a dirigentes del espacio soberanista fue la plasmación de una marcha más en la actuación del Estado contra actores diversos del independentismo catalán. Todo ello, en unos momentos en que la Conferencia de Presidentes del próximo martes convocada por Mariano Rajoy y a la que no asistirá el president Puigdemont -más tarde ha comunicado también su ausencia el lehendakari Iñigo Urkullu- no hará sino certificar dos cosas: en primer lugar, el fracaso político de la misma antes incluso de su celebración; y en segundo, el alargado brazo del quietismo en la política española a la hora de ofertar propuestas para que el president de la Generalitat estuviera presente.

Es evidente que al Gobierno español le ha interesado más explotar la ausencia de Puigdemont en la Conferencia de Presidentes y presentar la imagen de un político nada dialogante, que atraerlo a la reunión. Eso, la Moncloa no lo explicará así, obviamente, pero basta un ejemplo. La modificación del orden del día de la reunión. Pasar de un orden del día estándar a otro que recogiera específicamente el contencioso catalán. Se le sugirió al Gobierno desde su Delegación en Catalunya y su nuevo titular, Enric Millo. Pero nada de eso fue atendido ya que se interpretó que hacerlo sería como un reconocimiento del conflicto con Catalunya. ¡Pues claro que lo era! ¡Porque es que lo hay! ¿Alguien lo niega? Con esta variación del orden del día y la situación catalana no en ruegos y preguntas sino como un punto específico es muy probable que Puigdemont hubiera ido a Madrid.

Les hubiera explicado cómo se ha llegado a esta situación y la salida del referéndum que propone Catalunya. No será así, el marco será otro y habremos pasado de la Conferencia de Presidentes a la conferencia del president. Bajo el título de 2017, un any clau per al futur de Catalunya, Puigdemont se dirigirá a los de aquí y a los de allá en lo que debe ser el esbozo más concreto de los próximos meses. Cómo se pretende cruzar desde la orilla autonómica a la otra orilla, la de la independencia. Y, sobre todo, cómo se completa la legislatura con un referéndum vinculante y efectivo.