Se ha dicho muchas veces pero no está de más repetirlo tantas como haga falta: la fuerza del movimiento independentista en Catalunya no reside en ningún despacho sino que encuentra sus raíces en la gente y en su transversalidad social e ideológica. Es normal que esto cueste de entender fuera de Catalunya ya que en una sociedad estatista como la española es una situación prácticamente impensable. Por eso, fenómenos como el de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), que este viernes ha celebrado su quinto aniversario, han conseguido arraigar y hacerse con una parte importante del relato de la vida política catalana desde 2012. Sus cinco manifestaciones de cada Onze de Setembre han tenido una épica incontestable y han marcado la agenda del país.

Se podrá discutir sobre si el independentismo tiene o no la mayoría social necesaria en Catalunya, algo que hace tiempo que hubiera debido resolverse vía referéndum. Y no porque lo diga o lo prohíba una u otra ley o una u otra Constitución. Sino porque en una sociedad democrática no hay nada más sano que debatir en buena lid entre posiciones opuestas y que los ciudadanos acaben decidiendo. Pero nada de eso ha sido hasta la fecha posible. El núcleo fundador de la ANC entendió rápidamente que solo en su versatilidad y en su pluralidad podía residir su éxito. Hoy, lo que es incontestable es que las grandes movilizaciones llevadas a cabo han pilotado sobre una entidad en buena medida alejada del control de los partidos. Y este ha sido un hecho diferenciador y, al mismo tiempo, aglutinador de sinergias muy diferentes.

En los últimos tiempos, muchos han querido dar por desaparecida o liquidada a la ANC. Por razones diferentes: desde Madrid, porque no deja de ser una anomalía y la confrontación siempre es más fácil entre partidos, o entre un gobierno como el español y los partidos catalanes, que entre un Estado y una asociación imprevisible y que tiene su propia dinámica. Pero también los partidos catalanes han tratado de apropiarse de la ANC. Su independencia le garantiza seguir jugando un papel relevante en estos momentos y que en su quinto aniversario le quede por delante camino por recorrer. Tanto en los diferentes procesos judiciales que hay en marcha como en la exigencia del referéndum del próximo mes de septiembre.