El Futbol Club Barcelona inicia este domingo por la noche, con el partido de ida de la Supercopa frente al Real Madrid, la temporada con más interrogantes de los últimos años: interrogante en el banquillo, donde Ernesto Valverde toma el relevo del asturiano Luis Enrique; interrogante en el terreno de juego, porque por primera vez el Barça no parte con ventaja frente a su eterno rival, la plantilla tiene serias lagunas que a día de hoy no se han cubierto y la marcha de Neymar es muy dolorosa; y, lo que es más preocupante, interrogante en la dirección de la entidad, sobrepasada la presidencia por un malestar latente en los jugadores y en los aficionados durante los últimos meses y que Josep Maria Bartomeu no ha sido capaz de sacudirse de encima.

El más problemático de todos es la fractura que se empieza a producir entre la junta directiva y la afición, que ha asistido atónita a la pérdida de un jugador de fama mundial, con enorme talento y con una carrera deportiva por hacer. Como ha señalado Xavi Hernández, el gran capitán de los últimos años, hacía 17 que un jugador no quería quedarse en el Barça y este no es un dato menor. Pero lo más preocupante es que después de la marcha de Neymar no se ha visualizado un plan deportivo para invertir los 220 millones obtenidos con el traspaso. Como si el objetivo fuera hacer caja y dejar a la suerte o a la capacidad de Messi los resultados en el terreno de juego. El club ha dejado de tener un relato, ha perdido frescura y se ha burocratizado.

Mucho me temo que Bartomeu está errando el diagnóstico. El Barça está acostumbrado a que los millones estén en la cancha y no en los despachos y al aficionado no se le podrá engañar con fichajes del montón y amortiguando la crítica en la prensa deportiva. La simple hipótesis de que el fichaje de la temporada sea el brasileño Paulinho, un jugador a punto de cumplir 30 años, que juega en la Superliga china desde 2015 y que fue vendido por el Tottenham por 15 millones y ahora el Barça pagará por él unos 40, ha provocado en las últimas horas una irritación desconocida entre el aficionado culé. Hasta el extremo de que en las redes sociales la petición de dimisión del presidente alcanzó una fuerza increíble durante horas. También está anunciada una posible moción de censura promovida por el excandidato Agustí Benedito para el mes de septiembre.

Es cierto que, hoy por hoy, no hay una oposición estructurada frente a Bartomeu, que fue elegido presidente hace ahora algo más de dos años con casi el 55% de los votos. Pero en el mundo del fútbol esto se olvida rápido si el balón no entra. Y la pelota empieza a rodar este domingo a las 22.00 horas.