Lo más tremebundo de las declaraciones del presidente del Grupo Prisa, Juan Luis Cebrián, en la entrevista que ha publicado en el diario El Mundo su colaboradora Cayetana Álvarez de Toledo, es la comparación que realiza entre Artur Mas e Iñaki Urdangarin a la hora de justificar por qué el expresident de la Generalitat puede acabar también en prisión por el 9-N y la frivolidad con que aborda un hipotético envío de la Guardia Civil a Catalunya para impedir que se lleve a cabo un referéndum. Unas palabras que coinciden en el tiempo con otras del exvicepresidente del gobierno socialista Alfonso Guerra, recomendando al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que suspenda sin más dilación la autonomía catalana, y que ponen de relieve el desnorte de una determinada izquierda, que ha perdido cualquier perspectiva más o menos real de lo que está sucediendo en Catalunya y que supedita al uso de la fuerza cualquier solución.

Cebrián y Guerra no son unos cualquiera en el entramado mediático y político español. El primero conserva una plataforma importante como El País, que estos días ha embestido con fuerza primero -el domingo- con una supuesta oferta del Gobierno español a Carles Puigdemont que se ha revelado falsa y, segundo, y para no desdecirse, asegurando -el lunes- que la Generalitat la aceptaba negociar. El castillo de naipes no hizo falta que lo tirase el Govern, ya que cayó solo. Primero fue Xavier García Albiol quien, por rencillas internas con el delegado del Gobierno, Enric Millo, negó cualquier diálogo, negociación o propuesta y luego remató a placer Rajoy desde Granada, por la tarde, asegurando que solo se podía hablar de infraestructuras, inversiones o servicios sociales. Y Alfonso Guerra no tiene mando en plaza formal, pero ay del que no siga sus consejos en la familia socialista, y, sobre todo, en el sur de España.

No deja de llamar la atención que haya sido un gobierno del Partido Popular el que ha armonizado un discurso contra Catalunya que cada vez es más monolítico y emerge con menos fisuras. Se podrá argumentar que Catalunya es muy diversa y es cierto. Pero también es verdad que la visión de Cebrián sobre lo que habría que hacer en Catalunya con Mas y la Guardia Civil dista mucho de poder ser considerada una corriente social mayoritaria. Pero a título ni que sea de inventario habrá que reflejar como el PSOE y sus terminales mediáticas han hecho suyo un lenguaje que muchas veces el PP sólo formula en la intimidad. Allí donde incluso uno puede decir que habla en catalán.