"Me siento afortunado por los trabajos que he ocupado, por haberme dedicado a los temas que me han gustado y con personas que me han aportado mucho". Estas palabras de Salvador Gabarró no son actuales, pero podrían servir de colofón a su larga trayectoria profesional. De vocación ingeniero, el empresario de Sant Guim de Freixenet lleva años mostrándose se en fotografías económicas tal como está en la proximidad. Afable, prudente y diplomático. Con la media sonrisa de los que, a pesar del paso del tiempo, no pierden la curiosidad por aprender y la pasión por lo que hacen.

A los 80 años, la suya ha sido una fortuna esculpida desde el contacto personal. Él reitera que ha tenido suerte. Quienes lo conocen aseguran que "se lo ha ganado a pulso". "Próximo, accesible, inteligente y didáctico". Así lo retrataba el comisario europeo Miguel Arias Cañete en un seminario celebrado el lunes pasado. Sonaba a despedida, a (re)jubilación anticipada pero enmascaraba una buena causa: el agradecimiento por el trabajo hecho y, en especial, por la ayuda prestada en el conocimiento del sector energético. Un recorrido que también le quiso agradecer, ahora hace seis años, la Generalitat, con la Cruz de Sant Jordi. "Por su relevante tarea en la vida económica catalana".

Gabarró dio sus primeros pasos en una perfumería de Badalona. El primero de sus tres trabajos. En un año se había convertido en el responsable de fabricación y contaba con la confianza absoluta del propietario. Pese a encontrarse a gusto, se dejó persuadir por la empresa de su vida: Roca Corporación. Gracias a ella pasó de una empresa familiar a una multinacional. Sin más afán de protagonismo, se retiró allí en noviembre de 2000, después de haber sido director general de producción y más tarde, gerente. Punto y seguido.

Presidió durante tres años el Círculo de Economía. Desde la discreción de quién quiere seguir siéndolo. Lo animaron a hacerlo y él decía que era un tiempo "de propina", pero seguía jubilado. La edad le permitía retirarse pero su pasión todavía desprendía mucha energía. Entonces lo nombraron consejero de Gas Natural y, doce meses más tarde, presidente. Gentileza de Repsol pero sobre todo de Criteria. De sus trece años al frente de la multinacional catalana pasará a la historia su alianza estratégica con Unión Fenosa. ¿El secreto? "Hay que delegar mucho y dar autonomía. Y así puedes tener a mucha gente por debajo de ti, pero a base de no molestarlos, de decirles: Espabila y no vengas a verme hasta que tengas un problema. A título personal, su estilo siempre directo y a menudo irónico.

En la última junta de accionistas, anticipó que esperaba marcharse más pronto que tarde, a la vez que reivindicaba nuevamente aquella media sonrisa y aseguraba que su sustituto sería más joven que él. No se equivocaba. A la espera y con la confianza de Fainé, Gabarró se marcha con la misma discreción con que llegó. Agradecido y ahora sí, jubilado.