El Real Madrid no juega finales; el Madrid las gana. Los de Zinedine Zidane se han impuesto por 2 goles a 1 a un desdibujado Manchester United que sólo ha dado guerra en los minutos finales y porque se ha encontrado con un gol en una jugada aislada. Con la de hoy, los blancos han ganado su cuarta Supercopa de Europa.

Después de un tanteo inicial propio de cualquier final, el Madrid no ha tenido problemas para hacerse con el control del partido ni para sacar los colores a un United que no ha estado a la altura. Pogba ha estado lejos del nivel de un más que inspirado Isco, Ramos y Varane han ganado todas las batallas particulares a Lukaku y los tres centrales con los que han salido los de Mourinho han tenido problemas para controlar el juego aéreo madrileño en las jugadas en pelota parada.

La presión del conjunto de Zidane ha sido feroz y efectiva. La pelota le ha durado muy poco a los jugadores del United y las ocasiones del Madrid (que, aunque hoy jugaba como local, se ha vestido con la camiseta negra) han transcurrido con abundancia. Bale y Benzema no han mejorado las grises versiones de la pretemporada, pero los blancos no las han requerido. Los mediocampistas han vuelto a marcar la diferencia.

Isco pone la magia; Casemiro, la persistencia

De hecho, el Madrid no ha necesitado ni que Cristiano hiciera de Cristiano para adelantarse en el marcador. Un omnipresente Casemiro se ha encargado de rematar un centro de Carvajal al más puro estilo del delantero portugués para marcar el primer gol de la tarde en el Estadio Filipo II. Y, de paso, dejar tan tocado en los 'Red Devils' que ni una charla de Mourinho en la parada técnica por el calor lo ha podido arreglar.

El Manchester ha demostrado que, a pesar de ser un equipo físico y con mucho recorrido, la competitividad que tendrá en la Premier League tendrá que madurar bastante si quiere tener continuidad en la Champions League. Con una lección futbolística y de realidad, el Madrid ha sometido a los de Mourinho y les ha vuelto a repetir lo que todavía no ha cambiado: los millones no lo son todo.

Sin la BBC, el conjunto blanco pierde en verticalidad pero gana en equilibrio y fluidez. Si Isco coge el timón, el barco sólo puede llegar a buen puerto. Ni De Gea, que normalmente acostumbra a salvar los muebles a los ingleses, ha podido hacer nada ante su ingenio. Sólo se habían jugado 7 minutos de la reanudación y el malagueño ya había introducido la pelota en su portería después de una pared con Bale.

Reacción frustrada

La realidad es caprichosa, sin embargo, y ha permitido al United volver a entrar al partido sin merecerlo. Keylor Navas no ha rechazado bien un disparo de Matic y Lukaku lo ha aprovechado para recortar distancias a placer. Aparte de estar por delante en el marcador, los de Zidane habían estrellado dos pelotas en el travesaño y las sensaciones mostraban una gran diferencia entre los dos equipos. Unos buscaban hacer daño a través del control del partido; los otros, colgando pelotas a Fellaini. Pasan los años y se van los millones de Manchester, pero su juego sigue dejando mucho a desear.

Sin embargo, el tanto ha dejado trastocado el Madrid y Lingard ha tenido el empate cuando sólo faltaban 10 minutos para el final. La entrada de Cristiano no ha podido hacer nada al respecto. Sin oxígeno y sin pelota, el actual campeón de la Liga ha acabado la final pidiendo la hora a Gianluca Rocchi.

La temporada oficial del Real Madrid empieza como se acabó, el 2 de junio, en Cardiff: con un título. Después de proclamarse campeones de la Champions, los de Zidane han levantado la Supercopa de Europa y ya piensan en su próximo compromiso. El nuevo Barça de Valverde quiere (y necesita) acabar con el círculo victorioso de los madrileños.