Está claro que en España un futbolista no puede comportarse como un hincha más. Eso está mal visto. Es todo un ejercicio de hipocresía que conduce a pensar que cualquier declaración altisonante resulta aplaudida por los micrófonos de programas basuras e incluso por periódicos que van de serios por la vida para luego ser puesta de vuelta y media. A Gerard Piqué, del Barça, los hinchas del Real Madrid no le han perdonado sus reiteradas declaraciones y sus bromas en contra del club blanco. Pero lo peor: hay periodistas –obviamente que nadan en el cada vez más extenso mar de la mediocridad de esta profesión- que parecen los encargados de cobrar esos exabruptos.

Piqué acaba de anunciar su renuncia a seguir jugando con la selección española después del Mundial de Rusia, en 2018. La declaración coincidió con un nuevo ataque al central catalán inventado a través de esas voces periodísticas cargadas de veneno, que buscan likes en sus programas y en sus redes sin importar el cómo ni el coste.

Excusas del diario "As"

En todo caso, un jugador no puede cortar las mangas de una camiseta, sea la que sea y como sea. Piqué alega que en el último Albania-España cortó las mangas porque se sentía más cómodo. Pero el ataque cibernético se fraguó en la teoría que había cortado la parte en la que se reflejaban los colores de la bandera española. Toda una mentira que Piqué demostró enseñando la camiseta cortada y la oficial, que ha obligado a la Federación a emitir un comunicado apoyando al jugador, y que ha llevado al director de "As", Alfredo Relaño, a pedir excusas al jugador por las noticias surgidas en la página web del periódico.

Ya durante la Eurocopa hubo quien se inventó que había hecho una peineta mientras sonaba el himno español, y cada vez que han podido, esos mediocres que están ensuciando la profesión, han dirigido sus ataques a Piqué, no sólo porque ha declarado su antimadridismo, como más de uno de ellos es antibarcelonista, y también porque seguramente les escuece que Piqué sea un futbolista que no sabe ser hipócrita, que está a favor del derecho a decidir que su país de origen (Catalunya) sea independiente o no. Es verdad que está lejos de la excelencia diplomática que brinda su abuelo Amador Bernabeu, pero eso es una cuestión también de edad.

Piqué es joven y revolucionario. Puede que hasta haya dolido que diera ejemplo a la profesión cuando utilizó el Periscope para responder a los aficionados. Puede que duela que sea uno de esos futbolistas que elige con quién habla, y a quién concede entrevistas. Puede que duela hasta que juegue con España pese a que en un diario fuera de toda duda sobre su españolidad, "El Mundo", llegó a decir en junio pasado: “Yo disfruto muchísimo viniendo y jugaré con España hasta que el cuerpo y la cabeza me digan que ya no más”.

Por lo dicho el domingo, “el cuerpo y la cabeza le han dicho ya no más renuncia en el 2018”.

Quizás es momento para recordar el estribillo de la última canción de la esposa de Piqué, Shakira, que grabó con Carlos Vives, llamada La Bicicleta, y en la que la cantante colombiana entona un “…Que si a Piqué algún día le muestras el Tayrona después no querrá irse pa’Barcelona”. El Tayrona es un parque natural precioso en Santa Marta en el que sí hay culebras, pero no son tan venenosas como las de algunas voces del periodismo deportivo madrileño.