Se hace difícil pensar que un equipo que gana a San Mamés, al Sánchez Pizjuán, a Vicente Calderón y al Santiago Bernabéu no levante el título de Liga. Ganar contra los teóricos grandes acostumbra a marcar las diferencias pero esta temporada el Barça ha perdido la Liga contra rivales, a priori, muy inferiores.

Ganar a los aspirantes

El balance contra los equipos más poderosos de la competición es difícilmente mejorable. En la tercera temporada de Luis Enrique, el equipo siempre ha dado la cara contra los rivales de entidad. El Barça ha conseguido victorias de mérito jugando de visitante contra el Athletic Club, el Sevilla, el Atlético de Madrid, el Real Madrid o el Espanyol. Y de local, en el Camp Nou, ha conseguido resultados muy parecidos, a excepción de dos empates contra el Atlético y el Madrid.

Al Barça no le ha costado conectarse al partido cuando la dimensión del rival le ha obligado a ofrecer su mejor versión. La plantilla, en algunos momentos, ha transmitido la sensación de elegir los partidos donde lucirse. Y eso, en un campeonato de 38 jornadas, es decisivo. Contra equipos más pequeños, en partidos donde al Barça se le presuponía una victoria cómoda y sin quebraderos de cabeza, los jugadores no han estado a la altura.

Jornada Local Resultado Visitante
3 Barça 1-2 Alavés
5 Barça 1-1 Atlético de Madrid
7 Celta de Vigo 4-3 Barça
12 Barça 0-0 Málaga
13 Real Sociedad 1-1 Barça
14 Barça 1-1 Real Madrid
17 Villarreal 1-1 Barça
20 Betis 1-1 Barça
27 Deportivo 2-1 Barça
31 Málaga 2-0 Barça


Los tropiezos del Barça, la mayoría imprevistos, han acabado resultando decisivos. Y en la guerra de irregularidades, el Madrid ha tenido el acierto de no fallar en las últimas jornadas, cuando se decidía el título. El Barça ha acabado la temporada con cuatro derrotas y seis empatas. La mayoría de resultados, muy difíciles de prever en el mes de agosto. Alavés, Celta de Vigo, Deportivo de la Coruña y Málaga han sido las derrotas, merecidas, de un equipo que ha pecado de indolencia en momentos clave.

La guerra contra el Real Madrid

Los resultados del primer tramo de la Liga confirmaron la etiqueta de favoritos de Barça y Madrid. Con un invitado inesperado, el Sevilla de Jorge Sampaoli, que acabaría desinflándose con el paso de las jornadas. Así, quedó claro desde el principio: el equipo que cometiera menos errores acabaría levantando el título. Y este ha sido el Madrid.

El Barça ha tenido numerosas oportunidades para atrapar a los blancos, casi siempre por delante en la clasificación. Dos ocasiones han resultado decisivas para entender el resultado final. En La Coruña y en Málaga.

Contra el Deportivo, a la jornada 27, el Barça dependía de él mismo para acabar campeón. Pero una derrota, tan imprevista como dolorosa ante un rival que luchaba por no descender, dejó inconscientes a los blaugrana (2-1).

Cuatro jornadas después, la situación se repitió. Y de manera más humillante. El Madrid había empatado contra el Atlético de Madrid y le volvía a dar la oportunidad al Barça de tener la Liga por el mango. Contra el Málaga y después de uno de los peores partidos de los últimos años, los de Luis Enrique perdieron tres puntos y media Liga (2-0). Desde entonces, el Madrid jugó con un cojín que lo ha salvado de una derrota en el Clásico y le ha dado, cinco años después, la corona del fútbol español.