No ha podido ser. El Barça vuelve a decir adiós en los cuartos de final de la Champions League después de empatar contra la Juventus de Turín en el Camp Nou (0-0). La falta de acierto ha privado a los blaugrana de repetir la segunda gesta consecutiva en Europa. Se esfuma el sueño del triplete. Queda la Liga y la Copa del Rey.

La Juve no es el PSG

Massimiliano Allegri, entrenador de la Juventus, tenía muy claro qué no quería que le sucediera a su equipo en su visita a Barcelona. Los italianos llegaban con la lección bien aprendida y se miraban en el París Saint-Germain para evitar desperdiciar la ventaja de la ida. Con el mismo once que desesperó al Barça en Turín, la Juventus ha salido a buscar el partido desde el primer minuto. Su planteamiento parecía condicionado por la derrota del PSG. Una derrota que se cocinó con el primer gol de Luis Suárez, en el minuto tres.

La Juventus ha salido a buscar al Barça. Y la decisión de los italianos ha abierto el partido. Luis Enrique recuperaba el 4-3-3 con Jordi Alba en el lateral. Equipo de gala para intentar el segundo milagro consecutivo en Europa. Al Barça no le quedaba alternativa porque lo tenía todo perdido. Atacar y atacar. Y las más de 96.000 personas que llenaban el Camp Nou también lo tenían claro.

El partido ha enloquecido por la falta de control. Y allí se ha visto el potencial y ambición de la Juventus. Opuestos a los que mostró el PSG. El Barça no tenía la pelota y la Juve jugaba al intercambio de golpes. Gonzalo Higuaín ha fallado la primera ocasión del partido pero la sensación de peligro de los italianos era permanente, tanto en estático como al contragolpe.

La precipitación del Barça ha dejado paso a una versión más reconocible. De la mano de Sergio Busquets, el equipo ha empezado a sentirse cómodo con la pelota. Tan cómodo que ha encerrado a la Juve en su mitad de campo. Las ocasiones han empezado a caer como fruta madura pero al equipo le ha faltado acierto. Jordi Alba, primero, y Leo Messi, después, han estado a punto de deshacer el 0-0.

El Barça tenía claro cuál era el camino para hacerle daño a la Juve y minimizar los riesgos en defensa: la posesión. El equipo combinaba en la frontal del área de Gianluigi Buffon y encontraba espacios en la apretada defensa italiana. Sólo faltaba el gol. Cada minuto que pasaba era una pequeña victoria para la Juventus, que se sentía muy cómoda defendiendo el margen de la ida.

Declaración de intenciones

El equipo no había conseguido marcarle un gol a la Juve en 135 minutos de eliminatoria y tenía que mterle tres en 45 minutos para llevarla a la prórroga. Parecía casi imposible. Pero el Camp Nou conservaba esperanzas, basadas todas en la noche del PSG y el talento de Leo Messi y Neymar, incisivos pero sin suerte.

El Barça ha seguido sujetando a la Juventus, resistiéndose a aceptar un destino que parecía escrito. El amor propio de Gerard Piqué ha empujado al equipo, provocando dos ocasiones muy claras que Messi ha enviado fuera. Antes, Juan Cuadrado había tenido la oportunidad más clara de los italianos con un disparo que ha cruzado demasiado ante la salida de Ter Stegen.

Luis Enrique ha movido el banquillo y el equipo. Paco Alcácer ha sustituido a Ivan Rakitic para pasar a jugar con un tipo de 4-4-2, con Alcácer y Neymar en las bandas y Suárez y Messi haciendo pareja de delanteros. La Juventus seguía demostrando por qué sólo había encajado dos goles en nueve partidos Leandro Bonucci y Giorgio Chiellini, los dos centrales, rechazaban todas las pelotas laterales, alejando el peligro del área de Buffon.

Sin suerte no hay vida

Los últimos minutos han servido para constatar que la fortuna es un elemento diferencial en el fútbol de primer nivel. El Barça ha sido incapaz de aprovechar todas las ocasiones que ha creado y ha ido dándole vida a una Juventus imperturbable. El equipo estaba completamente expuesto y sólo le quedaba, por amor propio, ganar el partido.

El Barça estaba fundido por el desgaste físico y se ha acercado al final del partido aceptante la eliminación, sin ánimo para evitarlo. El equipo dice adiós a la Champions ofreciendo una mucho mejor cara de la que mostró en Turín y ante una ovación merecida del Camp Nou. Las sensaciones que deja son la mejor base para fundamentar la lucha por la Liga y la Copa del Rey.