Tomeu Martí (1969) es un activista político y cultural mallorquín. Entre 2005 y 2013 fue coordinador de la Obra Cultural Balear. Ha escrito poesía, y también ensayos como Llibertat i llengua, 100 reflexions sobre el català a les Illes Balears o La revolta dels enllaçats. Actualmente dirige Ona Mediterrànea y el Diari de Balears y es miembro de la ejecutiva de Plataforma per la Llengua. Está en Barcelona, invitado por esta ONG, para explicar la realidad sociolingüística de las Balears.

 

¿Qué impacto tuvo el mandato de José Ramón Bauzà, del 2011 al 2015, sobre el catalán en Balears?
Fue un impacto muy negativo a nivel de uso, en primer lugar porque multiplicó el mensaje de problematizar la lengua catalana. Además, tomó medidas concretas muy nocivas, que iban dirigidas a reducir, y más tarde exterminar, la lengua catalana en los ámbitos en que desde la transición había mostrado mayor capacidad de recuperación: medios de comunicación públicos, administración pública y enseñanza. Los tres ámbitos en que el catalán había llegado a mayores cotas de presencia, fueron los tres que atacaron con más virulencia.

La de Bauzà fue una legislatura negra en temas de lengua, cultura y cohesión popular

¿Cuáles fueron las medidas más lesivas para el catalán?
En temas de comunicación, cerraron TV de Mallorca y Ona de Mallorca, y castellanizaron IB3. En la administración pública reformaron la ley de administración pública, para que el catalán no fuera un requisito para acceder a los puestos de trabajo público. Y en la enseñanza intentaron, con el trilingüismo, introducir mucho castellano en sustitución del catalán. Fue una legislatura negra en temas de lengua, cultura y cohesión popular.

¿Cuál fue la reacción de la población de Balears?
Desencadenó las mayores movilizaciones de la historia de Balears, que sorprendieron a los más optimistas. 12.000 personas presentaron alegaciones a la ley de función pública. En todos los pueblos que visitaba Bauzà se encontraba una manifestación de rechazo a sus políticas lingüísticas. En 2012 hubo manifestaciones contra la ley de Función Pública, con la huelga de hambre de dos jubilados y una gran movilización con el lema "Sí a nuestra lengua". En 2013 el foco se desplazó hacia la enseñanza, y hubo una huelga de tres semanas de los docentes y una gran campaña de solidaridad mediante las camisetas verdes. Y el 29 de septiembre del 2013 hubo la movilización mayor de la historia de Balears, con 100.000 personas en Mallorca, 10.000 en Eivissa, 10.000 en Menorca y 500 en Formentera. Mucha gente se movilizó contra el trilingüismo. Eso es la parte positiva del mandato de Bauzà: generó una reacción popular inaudita hasta entonces.

La prioridad en estos dos últimos años no han sido las políticas culturales ni lingüísticas

¿Qué cambios se han producido en el ámbito lingüístico en las Illes desde el 2015?
Hoy se cumplen 2 años de las elecciones autonómicas y el balance no es muy positivo. Estos dos años han servido únicamente para devolver la lengua catalana a los niveles de antes de Bauzà. Se ha recuperado el catalán como requisito en la administración, se ha recuperado el catalán como lengua vehicular en la enseñanza y se ha recuperado en parte el catalán en IB3. Pero la prioridad en estos años no han sido las políticas culturales ni lingüísticas. Las prioridades de un gobierno están en su presupuesto. Con lo que destina el gobierno de Balears a la lengua se ve claro que no hay una voluntad clara.

¿Está sorprendido por esta falta de compromiso con las políticas lingüísticas?
Yo no entiendo que no haya un compromiso más evidente por parte de las instituciones en la defensa de la lengua catalana. Eso es decepcionante, justamente porque quedó clarísimo durante la legislatura de Bauzà que hay una mayoría social favorable a la lengua catalana. Es absurdo no aprovechar este momento histórico para hacer avanzar la lengua.

Los derechos lingüísticos no están garantizados en la administración española

¿Cuáles son las prioridades actuales para los defensores de la lengua catalana en las Balears?
Yo diferenciaría tres líneas: la primera es la de los derechos lingüísticos. En estos momentos no están garantizados en ámbitos como la administración española; la situación es muy precaria en relación a los cuerpos de seguridad, a los tribunales... A veces hay incluso desprecio por la lengua catalana... En el ámbito de los derechos lingüísticos también se tendría que empezar a abordar el etiquetado de los productos. Otro ámbito esencial es el de la integración lingüística de los recién llegados. Cada año llegan miles de nuevos mallorquines, nuevos menorquines... Los sistemas que hay para integrarlos son insuficientes: faltan cursos, talleres de conversación, espacios de práctica lingüística... Y el tercer ámbito es aumentar el uso social de la lengua. En este aspecto haría falta un mensaje claro por parte de las instituciones dirigido a la ciudadanía para prestigiar la lengua catalana, acompañado de acciones para mejorar la imagen del catalán. Por ejemplo, haría falta una campaña para estimular que las conversaciones se empiecen en catalán.

¿Hay dificultades para el catalán derivadas de la llegada de inmigrantes?
Desde los años 1960 hemos recibido gente. Incluso en los años de crisis más severa hemos seguido recibiendo. En Mallorca se hablan hasta 150 lenguas, y eso genera una situación compleja: hay gente que tiene que aprender la lengua de adulto, hay niños que tienen que recibir refuerzo... Pero por suerte no existen ghettos, propiamente. De hecho, contra lo que muchos se imaginan hay mucha gente alemana muy respetuosa con la mallorquinidad. Aunque no se han hecho políticas dirigidas a garantizar la cohesión social, la sociedad ha tenido una gran capacidad de integrar gente y de generar cohesión social.

¿Se ha resuelto el debate sobre la unidad de la lengua?
A nivel global este ya no es un debate. Hoy en día la gente mayoritariamente asume la unidad de la lengua. Otra cosa es que el nombre popular que se da a la lengua en Mallorca sea mallorquín, en Eivissa ibicenco, en Menorca menorquín... Hoy en día está asumido que todos hablamos catalán. Pero la unidad no deja de ser cuestionada por grupos españolistas, declarados o escondidos bajo el gonellismo (el secesionismo lingüístico). A pesar de todo, ahora nadie con cierta representatividad se atreve a defender posturas negacionistas con respecto a la unidad lingüísticas.

La revuelta de las sonrisas genera ilusión y esperanza, es una apuesta magnífica

¿Qué sentimiento tiene un partidario de la independencia de los Països Catalans ante el proceso del Principat?
Yo soy independentista desde hace muchos años. El primer sentimiento, íntimo, es de una cierta sorpresa por la facilidad con que en el Principat se ha renunciado al autonomismo. Pero una vez superado este sentimiento de sorpresa, el procés, la revuelta de las sonrisas, genera ilusión y esperanza: es una apuesta magnífica. Nos permite ver que es posible alcanzar grandes cambios en pocos años: en muy poco tiempo el independentismo ha empapado a una mayoría social. Eso es una lección muy interesante. Y en este momento el movimiento independentista del Principat es un modelo para los independentistas de las Balears y del País Valencià (y me arriesgaría a decir que para los independentistas del mundo entero). Me genera esperanza, porque las cuotas de soberanía de las Balears se juegan en el Principat. Si el Principat se vuelve independiente, muchos isleños girarán su vista y su corazón hacia Catalunya, hacia el Principat. Un Estado catalán independiente, que estoy convencido que funcionará muy bien, hará que mucha gente de los Països Catalans apueste por federarse con él.