La demanda de paternidad post-mortem interpuesta a Salvador Dalí por parte de Pilar Abel vuelve a poner sobre la mesa la compleja relación del pintor con la sexualidad. De hecho, para muchos expertos en Dalí esta paternidad es más bien improbable por el sencillo hecho de que el artista habría sufrido de impotencia. Algunos autores afirman que nunca habría ido más allá de la masturbación y que nunca habría completado un coito. Por lo tanto, sería imposible que hubiera mantenido relaciones completas con la madre de Pilar Abel. Pero hay mucha polémica sobre la vida íntima de Dalí, porque mentía mucho, en las entrevistas, en sus textos... Continuamente se estaba reinventando y la sexualidad formaba una parte esencial de su universo imaginario. Por eso a veces es muy difícil verificar la certeza de lo que afirma. Además, Dalí desde muy joven era lector de Freud, y continuamente se reinterpretaba desde las teorías freudianas, de una forma que muchos estudiosos de Freud consideran completamente incorrecta. Es difícil saber si el Dalí impotente es real, o es una invención del propio Dalí para la prensa.

Masturbador compulsivo

Parece ser que Salvador Dalí se sentía muy insatisfecho con su miembro, que consideraba pequeño y eternamente flácido. Cuando era joven ni siquiera se masturbaba; él afirmaba que lo hizo por primera vez a los 22 años. Pero parece ser que más adelante recuperó el tiempo perdido; uno de sus autorretratos se titula, justamente, El gran masturbador. Pero sentía mucha timidez ante las mujeres y su sexualidad le parecía una cosa muy misteriosa. Además, tenía un gran terror a cualquier tipo de relación sexual, porque de pequeño le habían inculcado el miedo a las enfermedades venéreas (afirman que su padre le mostraba fotos de las graves lesiones que sufrían los sifilíticos). Pero, a pesar de todo, desde la infancia Dalí tuvo una auténtica obsesión sexual. Durante algún tiempo en sus cuadros presentó de forma muy sexual, casi incestuosa, a su hermana Anna Maria. En algún caso, Salvador Dalí aseguró que tenía falsos recuerdos de su madre lamiéndole el miembro.

Sexo visual

Dalí era, ante todo un voyeur: le gustaba presenciar las relaciones de los otros. Dicen que organizaba todo tipo de juegos sexuales con las mujeres, pero siempre se limitaba a mirar. Hay acuerdo en que Dalí sentía fobia a cualquier contacto físico. Y la penetración le provocaba auténtico pavor. Por eso hay quien opina que nunca llegó a completar un coito. En París se pasaba el día yendo a prostíbulos a ver prostitutas, pero no se iba a la cama con ellas; más tarde volvería a frecuentar casas de citas en Barcelona, sólo para mirar. También dicen que organizaba orgías en su casa de Portlligat, pero él se limitaba a grabarlas. Incluso aseguraba que él dirigía el grupo ordenándoles qué tipos de relaciones debían tener. Cuando se alojaba en el Hotel Ritz de Barcelona a menudo organizaba espectáculos sexuales en su suite, pero él no participaba activamente en ellos.

Gala como mito

Dalí conoció a Gala Éluard el verano de 1929: Gala iba con su marido, el poeta Paul Éluard y tenía 10 años más que el pintor ampurdanés (y mucha más experiencia sexual que él, obviamente). Pero esto no supuso ningún obstáculo para la relación. La rusa le cambió la vida a Dalí; él afirmaba que "sin Gala yo no sería Dalí". Todo el mundo está de acuerdo con la fascinación que le provocaba Gala; en realidad, incluso hay algunos estudiosos que acusan en Gala de haber castrado creativamente en Dalí, y creen que la mejor obra la realizaba antes de su relación con la musa rusa (cuando colaboraba con los surrealistas). Pero parece ser que sexualmente la relación entre ellos dos era muy ambigua: hay quien asegura que el día que se conocieron Dalí habría intentado hacer el amor a Gala y no lo habría conseguido por problemas de erección. Parece ser, a pesar de todo, que como mínimo en una ocasión, Gala alcanzó una relación sexual completa con Dalí. En una carta a Luis Buñuel, gran amigo suyo y notorio mujeriego, el pintor explicó su primera relación sexual, asegurando que había sido la primera. Pero es probable que esta relación fuera excepcional o que no se repitiera. Y se sabe que Gala tuvo numerosos amantes con la tolerancia completa de Dalí. Algunos expertos en la vida del pintor aseguran que el pintor se sentía aliviado porque otros se encargaban de satisfacer sexualmente a su musa (que, pragmáticamente, se beneficiaba de la riqueza del pintor mientras buscaba relaciones sexuales satisfactorias con otros hombres).

¿Homosexualidad?

Dalí se burlaba de la homosexualidad, a pesar de su escasa definición sexual. Dicen que Federico García Lorca y Dalí habían mantenido una relación de amistad muy estrecha, pero que Dalí nunca llegó a tener relaciones sexuales con él a pesar de la insistencia de Lorca, que estaba enamorado del pintor. Dalí se sentía satisfecho de ser asediado por un poeta famoso, pero temía el dolor de una relación física. Hay quien argumenta que tenía auténtico pánico a la homosexualidad pero que en realidad sentía tendencias homosexuales y que, justamente por eso, construyó su peculiar relación con Gala. Pero como todo en la vida de Dalí es difícil saber dónde empieza la realidad y dónde acaba la fantasiosa imaginación de Dalí, que no sólo usaba para sus cuadros, sino también para construirse como personaje.