Ha muerto en Reus, a los 76 años, Antoni Llorens i Olivé, el creador y propietario de Lauren Films, una de las grandes distribuidoras cinematográficas de nuestro país. Había distribuido algunas películas emblemáticas, pero además había trabajado como productor en algunas cintas de gran prestigio. Además, había creado algunas grandes salas de exhibición, en Catalunya y en otros lugares del Estado. La Generalitat le reconoció su tarea, en 1997, con el Premio Nacional de Cine, "por su tarea continuada en la promoción de la industria del cine, la creación de una red de cine en Catalunya y por la difusión del cine en catalán y del cine doblado al catalán". El entierro de Llorens se celebrará el lunes, a las 16.30 horas, en la parroquia de Santa Maria de Cambrils, su villa natal. En Twitter han expresado su pésame destacados hombres de cine, como José Antonio Bayona i Francesc Bellmunt.

Defensor del catalán

Lauren Films se había creado en 1980. A finales de los años ochenta y durante los noventa, fue de los primeros exhibidores en renovarse invirtiendo en cines multisalas. Los cines Lauren habían apostado por exhibir cine en catalán, en un intento de normalizar la lengua en un ámbito donde está muy poco presente. Llorens intentó también involucrarse en las televisiones locales, con la creación del canal CAT 4 TV. Fue productor de una quincena de cintas, entre las cuales Mujeres al borde de un ataque de nervios y La ley del deseo, de Pedro Almodóvar. Distribuyó películas clásicas de Woody Allen, Quentin Tarantino, Almodóvar... Su película favorita era Cinema Paradiso, porque aseguraba que todo lo que hacía en la película el protagonista, él lo había hecho a lo largo de su vida, a excepción de rodar una película como director. Un sueño que nunca cumplirá.

Malos momentos

Últimamente, Lauren Films no pasaba por su mejor momento. El descenso del número de espectadores del cine por la expansión de las nuevas tecnologías, a principios de siglo, ya afectó a la compañía duramente. La crisis, que limitó el acceso de mucha gente al cine, acabó de perjudicar a la empresa distribuidora y exhibidora. La compañía de Antoni Llorens había pasado por un expediente de regulación de empleo, había acumulado una gran deuda con la Hacienda pública y por ello había tenido que vender algunos de sus cines, como el complejo recreativo Vila Lauren de Vilanova i la Geltrú. Y, a pesar de todo, Antoni Llorens siempre defendió la vigencia de "la magia del cine" y aseguraba que el encanto de éste no lo tiene ni la televisión ni internet.