La moda nos asedia: en los anuncios, en la ropa que llevan nuestros compañeros, en los escaparates de las tiendas... Cada día recibimos miles de informaciones relativas a la moda, pero, sorprendentemente, es difícil encontrar un análisis objetivo sobre la moda. Podemos encontrar críticas de cine, de libros, de danza, de partidos de fútbol... Pero la moda se mueve, habitualmente dentro del mundo de la apología: los medios especializados están absolutamente controlados y la publicidad lo invade todo. Se publica mucho sobre moda, pero muy poco que cuestione la moda. Ahora la editorial vasca Txalaparta ofrece el Manual anticapitalista de la moda, de la periodista británica Tansy E. Hoskins, en traducción castellana de Lorenzo Arroyo, un cuestionamiento en toda regla al universo de la moda.

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Tansy E. Hoskins. Foto: Pluto Press.

Fascinación

Tansy E. Hoskins no se muestra contraria, a priori, a la moda. Ella afirma que el arte, y con él la moda, "tiene el poder de hacer la vida bonita, de hacernos soñar y de levantar nuestra mirada fija por encima del horizonte para imaginar un futuro mejor". Pero la dificultad se encuentra en distinguir el arte y la moda del universo sórdido que los rodea, por la subordinación de la moda a los intereses de la industria que la crea. En las primeras páginas del libro ya deja clara esta relación contradictoria con su objeto de estudio: "Creo verdaderamente que la moda es gloriosa y cautivadora, así como exasperante y terrible. Las creaciones de la industria de la moda son inspiradoras e impresionantes", pero la moda, al mismo tiempo de "gloriosa", sería también "terrible", porque estaría enredada "en una maraña de comercio y competencia". Un fenómeno que afectaría por igual a la alta costura o a la "moda de la calle".

Repaso a las alcantarillas de la moda

Hoskins da un repaso a los aspectos más turbios del mundo de la moda. Proclama que lo que quiere es "estirar el hilo del sistema de la moda y ver qué hay detrás de la ropa que llevamos". Su repaso pasa por todos los ciclos de la ropa: la producción, la distribución y el consumo. Analiza las pésimas condiciones de los trabajadores que fabrican moda, del efecto contaminador que implica la moda con su fomento del consumo irresponsable, los problemas de la circulación de información referente a la moda, la presión que la moda acaba ejerciendo sobre los cuerpos, la imposición de pautas determinadas de vestir por parte de la presión social, la estigmatización de los que no pueden seguir el ritmo de la moda...

De la teoría a la práctica

Una de las gracias del Manual es que combina las reflexiones teóricas con numerosos ejemplos prácticos, algunos que el lector puede conocer bien a través de sus experiencias, pero otros muy curiosos. Explica, por ejemplo, que antes de difundir el famoso anuncio de Dove sobre "Mujeres reales", que tuvo un gran éxito, la empresa utilizó los servicios de un gran experto en Photoshop, que consiguió que las mujeres "no quedaran feas". Hoskins también plantea las complicidades del mundo de la moda con regímenes autoritarios: Balenciaga con Franco y con su mujer, Carmen Polo, Coco Chanel y Gaston Vuitton con Hitler durante la ocupación nazi de Francia...

¿Qué hacer?

Hoskins tiene muy claro que el problema actual de la moda va vinculado al capitalismo y que cualquier análisis de la moda tiene que contemplar el factor de clase social. Y, además, la autora tiene claro que moda es ideología, como arte es ideología: "No hay ningún arte neutral y eso vale para la moda", apunta. Hoskins se pregunta si llevar una ropa alternativa puede ser una forma de resistencia en el mundo capitalista de la moda, pero se muestra escéptica a esta posibilidad. Tampoco es muy partidaria de las campañas orientadas hacia "concienciar" al consumidor y animarlo a comprar ropa ética, porque este tipo de campañas acaban siendo reservadas a los ricos, y porque no rompe con las dinámicas negativas de la industria de la moda.

Un mundo feliz

El Manual anticapitalista de la moda argumenta que la solución para el mundo de la moda sólo puede pasar por la destrucción del capitalismo y el establecimiento de "comunidades de productores asociados" que ayudarían a la gente a liberarse de la alienación capitalista. De esta forma, se podrían resolver de golpe diferentes problemas: el del consumo excesivo, el del consumo excesivo de materias primas, el del maltrato animal para obtener pieles... Hoskins no apuesta por destruir la moda, porque esta es eterna y "da las líneas y las formas para adécuanos a una época en particular". La cuestión sería construir una moda "irreconociblemente diferente", pero a través de la libre voluntad de los individuos y no de la prohibición. Hoskins apuesta por no prohibir, ni el jihab, ni los tacones: "La liberación no trata, como algunas feministas francesas creen erróneamente, de la sustitución de reglas por más reglas".

Revisión de un mundo opaco

El libro de Tansy E. Hoskins ofrece una perspectiva global sobre el mundo de la moda. No llega a grandes reflexiones sociológicas, antropológicas o filosóficas, al estilo de La distinción de Pierre Bourdieu. Plantea los hechos desde un punto de vista más pragmático, inmediato, periodístico... Pero pone de relieve algunas interesantes conexiones sobre el hecho de vestir y la producción de la industria textil, y pone de manifiesto aspectos muy oscuros del mundo de la moda. Y lo hace no desde la simple estigmatización de la moda, sino del reconocimiento de la moda como una parte integral del ser humano, aunque sujeta a los imperativos del modo de producción. Una aportación que puede resultar de gran interés para el debate sobre el tema, en un mundo donde no abundan mucho los libros críticos con la moda.