Más de 650 escritores se han sumado a un manifiesto en defensa de la convocatoria de referéndum del 1-O. Apuntan que los escritores, que trabajan con la palabra, tienen que velar especialmente para la libertad de expresión. Acusan al Estado español de atacar la libertad de expresión y los derechos fundamentales. En respuesta, emplazan a todos los ciudadanos a votar, lo que sea, el 1 de octubre. Entre los firmantes hay autores tan conocidos como Margarida Aritzeta, Sebastià Alzamora, Sergi Belbel, Enric Casasses, Quim Monzó, Albert Sánchez Piñol...

El texto del manifiesto

Somos escritores. Trabajamos con la palabra para tratar de expresarnos y de construir imágenes en que nos podamos reconocer y en que se reconozcan los lectores. Nuestro reto es este, y hacerlo tan bien como seamos capaces, y eso quiere decir también con la máxima libertad. Por eso a menudo estamos entre los primeros que reclaman y velan por la libertad de expresión.

Ahora vuelve a ser la hora. Estamos en las puertas del 1 de octubre y el gobierno de Catalunya ha emplazado a la ciudadanía a expresar, en referéndum, si quiere que el país sea un estado independiente en forma de república o siga siendo una comunidad autónoma española. A nosotros, en tanto que escritores, este llamamiento nos interpela como a la mayoría de conciudadanos.
Pero todavía nos interpela más, si es posible, desde el momento que constatamos cómo están reaccionando todos los resortes del estado español. Su respuesta —hiperbólica, aislada, de un hiperlegalismo histriónico, de un supremacismo apolillado— empezó por hacer imposible el debate político sereno. Y ahora ya atenta sin escrúpulos contra la libertad de expresión y otros derechos
fundamentales.
No podemos aceptar que se registren imprentas y medios de comunicación, que se prohíban actos públicos, que se intimide a los que trabajan para que todos los ciudadanos podamos decidir nuestro futuro colectivo. Por eso llamamos a participar en el referéndum del próximo domingo 1 de octubre. Que cada uno vote lo que quiera. Pero que no falte. Porque ahora mismo lo que hay en juego no es sólo el futuro del país. Nos jugamos también la libertad de expresión, la dignidad de ser ciudadanos de pleno derecho.
Por todo eso los escritores votaremos.