Gonzalo de Reparaz (Oporto, 1860 – México, 1939) fue un geógrafo muy especial, porque jamás pasó por la academia, y pese a todo fue un individuo muy influyente: tuvo contacto con algunos de los más destacados escritores, académicos y políticos de su época y sus textos acabaron siendo utilizados por muchos universitarios e incluso fueron determinantes en el establecimiento de políticas. En buena parte se formó en contacto con el terreno, a través de sus viajes. Escribió unas decenas de libros y miles de artículos en periódicos de España, Portugal y Latinoamérica, y sus opiniones generaban grandes polémicas porque tenía muchos seguidores. En buena parte, su éxito se debía a sus sangrantes sátiras, que igualmente le granjearon numerosos enemigos, a los que atacaba con desprecio.

Seguidor de Ratzel

En los textos de Reparaz está presente, en grandes líneas, el pensamiento geográfico de Friedrich Ratzel, quien onsideraba a las razas como organismos vivos, en lucha por su supervivencia. Por tanto, sus análisis históricos parten de los concetos “espacio vital”, “fosilización”, “expansión natural”... Las personas, según él, tienen aptitudes o defectos debido a su herencia racial, de la misma forma que los pueblos tienen determinadas “aptitudes étnicas”. El determinismo geográfico estaría en la base de todas las teorías de Reparaz. Las naciones serían, según él, entidades que seguirían leyes “naturales”: “No son creaciones fortuitas de la política, muestras del capricho de príncipes o de los azares de una conquista”. Por lo tanto, como cada pueblo tiene sus características peculiares, para Reparaz cada pueblo debería adoptar doctrinas políticas peculiares.

Un regeneracionista sui generis

A la vez que seguía a Ratzel, Reparaz, que siempre fue muy poco ortodoxo, recogía influencias de los regeneracionistas de su época, y especialmente de Joaquín Costa. Con otros regeneracionistas apostó por un cambio en profundidad de España, que afectara también a su política colonial. Reparaz defendía lo que llamaba “penetración pacífica” en las colonias. Creía que los pueblos colonizados reconocían la superioridad, en todos los ámbitos, de sus colonizadores, y que por tanto los ocupantes no debían recurrir sistemáticamente a la violencia, porque los inferiores se someterían gustosos. Por ello, se mostró contrario a las técnicas bélicas usadas por España en Marruecos, donde desde 1909 a 1927 los militares africanistas actuaron de forma brutal contra las poblaciones del protectorado. Reparaz siempre argumentó que se podría haber controlado el territorio de forma pacífica.

España en clave racial

Gonzalo de Reparaz interpretaba la historia de España también en clave racial. Habría una raza autóctona, superior, que degeneraría por las sucesivas aportaciones de sangre invasora. La raza autóctona, superior, sería una raza ibero-bereber, que tendría su emplazamiento en la Península, pero también en Marruecos. Por tanto, para Reparaz, las raíces de España no estarían en los reinos cristianos del norte lanzados a la llamada Reconquista, sino que la pura tradición española sería la de la civilización hispanomusulmana. Eso lo llevaría a grandes polémicas con buena parte de los historiadores nacionalistas españoles.

Ampliador del imperio español

Reparaz trabajó de 1899 a 1911 en la administración colonial española. Su mayor éxito, en este período, fue su participación en 1900, como ayudante del diplomático León y Castillo, en la preparación de la firma del Tratado de París, por la que España incrementó sus colonias con la adquisición del Sáhara español y de Río Muni, en Guinea. Pero Reparaz tuvo muchos problemas a nivel laboral por su carácter, que lo llevó a enfrentarse en numerosas ocasiones a sus superiores. En realidad, esto es patente en sus libros: Reparaz combina sus estudios geográficos con sus obsesiones personales, y aprovecha sus textos científicos para criticar ácidamente a quienes no lo valoran o a quienes se enfrentan con él.

Reparaz no dejaría de escribir nunca. Durante la guerra civil colaboró con algunos estudios con la CNT, e incluso preparó un proyecto para conseguir una insurrección en el Marruecos español, la retaguardia franquista. Al fin, moriría en 1939, cuando iba camino del exilio.