La colocación de las estatuas de Franco en el Born han generado una gran polvareda política. Pero las víctimas del franquismo no se han sumado a las críticas. La Associació Catalana d'Expresos Polítics del Franquisme, tras muchos debates, han decidido dar apoyo a la iniciativa del Ayuntamiento. Pere Díez Gil, de esta entidad, considera que poner las estatuas de Franco es "una iniciaitva excelente para rememorar todo aquello que pasó" y apunta que "rememorar la violencia del pasado en un contexto de protesta contra el franquismo es una gran idea". Y añade que le parece "inexplicable" que haya surgido todo este debate. Por su parte, la Amical de Mauthausen, que inicialmente había condenado la iniciativa, después de reunirse con el Comisionado de Programas de Memoria del Ayuntamiento, Ricard Vinyes, cambió radicalmente de posición y afirmaron que "los temas de la dictadura y de los fascismos se tienen que explicar y hacer públicos, se tienen que dar a conocer y eso es lo que se hace con esta muestra".

Inicialmente con la exposición

Varios profesores de Historia, especialistas en temas de memoria, han mostrado su aprobación por la exposición. Jordi Guixé, director del Observatori Europeu de Memòries de la Fundació Solidaritat UB, considera que "no nos tenemos que escandalizar por este acto" y ha indicado que el hecho de exponer a Franco decapitado ya es todo un símbolo. Incluso ha celebrado la polémica: "Eso ayuda a que se hable del tema. Sin estos debates, de los estudios históricos sólo quedarían libros magníficos, libros magníficos a los que nadie hace caso". También Josep Maria Solé Sabaté, profesor de la Universitat Autònoma de Barcelona y uno de los grandes especialistas catalanes en franquismo, indica que a priori todas las exposiciones de crítica a la opresión le parecen aceptables, porque sirven para remover las conciencias. Y Alfons Aragoneses, profesor de Historia del Derecho de la Universitat Pompeu Fabra y especialista en temas de uso de la memoria histórica ha insistido en que a pesar de no haber visto el proyecto ni la exposición, en principio le parece positivo. Considera que le parece muy pertinente todo aquello que ayude a abrir un debate sobre el olvido de las víctimas del franquismo y, sobre todo, sobre la continuidad del franquismo, de la que se ha hablado demasiado poco.

Hernández Cardona, discrepa

Francesc Xavier Hernández Cardona, catedrático de Didáctica de las Ciencias Sociales en la Universitat de Barcelona, discrepa completamente de sus colegas, y cree que, como mínimo, se trata de una decisión desafortunada. Por una parte cree que el Ayuntamiento tendría que haber hecho muchas otras tareas de recuperación de la memoria histórica antes de esta: desde restituir la estatua de la República donde le correspondía, en el Cinc d'Oros, hasta honrar con monumentos la memoria de los perdedores de la guerra: el ejército popular, las víctimas de los bombardeo... Y asegura que hasta ahora el Ayuntamiento ha hecho muy poco con respecto a eso; de hecho, recuerda que la estatua que hoy se expone decapitada estuvo mucho tiempo expuesta en un espacio público y que todavía había mucha gente que le ponía flores.

El problema del Born

Pero el principal problema que Hernández Cardona encuentra en esta exposición es su ubicación: asegura que el Ayuntamiento está usando la memoria de la guerra civil y de la posguerra para ocultar la memoria de la guerra de Sucesión, porque esta es una guerra que enfrenta al Estado español con Catalunya. Según este catedrático, la exposición pretende decontruir la memoria del Born enfrentando la memoria de 1714 con la de la guerra civil, y eso es absolutamente perverso. Por el contrario, Alfons Aragoneses considera que el Born es un buen espacio para realizar esta exposición, porque la memoria de 1714 y la de la guerra civil "no son memorias contradictorias, sino complementarias, porque hay unas clases populares catalanas que se opusieron al totalitarismo y que sufrieron la violencia del Estado, al siglo XVIII, y también al XX".

Una práctica que no es excepcional

Según Jordi Guixé, aunque este tipo de exposiciones no son frecuentes en Catalunya, en otros puntos de Europa, como Francia o Alemania, son bastante habituales. En los países del Este de Europa se retiró buena parte de los iconos de los dictadores comunistas, pero hay algunas estatuas que se reutilizan periódicamente resignificándolas, en exposiciones temporales que cuestionan las dictaduras. Apunta que en el mundo del arte, de la antropología, de la historia y de la performance cada vez son más frecuentes estas acciones, que interpelan directamente al público y que generan un debate muy interesante. Asegura que son herramientas muy útiles para hacerse preguntas, para interpelarse sobre el pasado, para provocar, para hacer reaccionar a la gente...

No es suficiente

Los expertos consultados, en todo caso, coinciden en que hasta hoy no se ha hecho bastante por las víctimas del franquismo. Alfons Aragoneses declara que "la transición no se hizo bien" y por eso reclama nuevas actuaciones en el campo de la memoria y el derecho de las víctimas. Solé i Sabaté también apunta que si esta exposición no fuera acompañada de otras "sería un fraude". Considera que hay que recordar a todas las víctimas, desde el inicio de la guerra civil hasta el fin del franquismo. Asegura que sería bueno colocar un garrote vil en el Moll de la Fusta, frente a la Capitanía General, pero también colocar carteles en la carretera del Arrabassada, donde las patrullas de control ejecutaban a sus enemigos durante la guerra civil. Cree que habría que recordar los actos firmes de resistencia de anarquistas, comunistas y catalanistas contra el franquismo, pero que también se tendría que dejar constancia de la persecución de otros colectivos, como los homosexuales (marginados en el seno de los mismos movimientos de oposición a Franco). Jordi Guixé asegura que esta exposición tiene que servir para denunciar la impunidad y para obligar a una reflexión sobre otros monumentos que sí son ofensivos, como los de Tortosa. Al fin y al cabo, Guixé apunta que lo más importante es que se discuta, porque "la memoria nos habla, sobre todo, del presente".