Jaume Bertranpetit es catedrático de Biología en la Universidad Pompeu Fabra. Ha sido discípulo de Luca L. Cavalli-Sforza y se ha especializado en el estudio y la comprensión del genoma humano; actualmente estudia cómo la selección natural ha formado la biología de los humanos. Del 18 al 21 de julio coordina el curso "¿Qué es la biotecnología?" organizado por la Escuela Europea de Humanidades. Se trata de un curso de verano gratuito que se realizará en el Palau Macaya, de la Obra Social La Caixa, en el que también participarán el genetista y primatólogo Tomàs Marquès, el investigador en células madre Ángel Raya y Pere Puigdomenech, investigador del genoma de plantas.

 

¿Qué es exactamente la biotecnología?
La biotecnología no es nada más que aplicar la tecnología al trabajo sobre el genoma de los seres vivos. El primer paso en este campo fue saber cómo funcionaba el genoma. Ahora, que empezamos a saber cómo se producen los cambios de este, podemos usar la tecnología para dirigirlos.

Usted asegura que la biotecnología no es una cosa nueva.
En absoluto... El hombre, desde siempre, ha realizado manipulaciones genéticas en los seres de su entorno. Todos los animales y las plantas domésticos existen gracias a las manipulaciones genéticas. El hombre ha usado especies salvajes y las ha ido cruzando y seleccionando para obtener las características que le eran más beneficiosas.

El hombre del pasado cometió absolutas barbaridades con la genética

¿Este no sería un proceso menos agresivo que el que se utiliza ahora, con las tecnologías actuales?
El hombre del pasado cometió absolutas barbaridades. Creó un ser vivo que estaba a su servicio, y al que cada día amputaba un 10% de su cuerpo para comérselo. Eso, ni más ni menos, es una gallina. Las aves, normalmente, sólo ponen huevos una o dos veces el año, y lo hacen cuando mantienen relaciones con los machos. Los hombres consiguieron, mediante pura manipulación, que las gallinas pusieran huevos cada día, y sin la presencia de ningún macho. Eso representa unos cambios genéticos brutales...

¿Entonces, podríamos considerar que las gallinas no son naturales?
No lo son. Pero tampoco lo son los perros, que se han creado mediante procesos muy largos y muy complejos. Ni el pan: cualquier pan se hace con trigo que es el fruto de la mezcla entre tres especies.

Las manipulaciones genéticas actuales. ¿Son más fuertes que las que se producían en el pasado?
Al contrario. Normalmente hoy en día las modificaciones son más pequeñas, más limitadas. Antes se hacían pruebas mucho más fuertes. En los años cincuenta, por ejemplo, se hacían irradiaciones masivas con rayos X para ver qué pasaba. Hoy en día se actúa en el punto concreto del genoma de una planta que se piensa que puede ayudar a combatir una plaga, o a mejorar la absorción de agua. Las modificaciones sobre los animales y las plantas son mucho más reducidas, porque conocemos cómo funcionan los mecanismos genéticos y sólo actuamos sobre aquellos elementos que nos interesan.

¿Cuáles son las principales aportaciones de la biotecnología?
La biotecnología ha supuesto una revolución en la medicina. Hace veinte o treinta años casi todos los hemofílicos se murieron a causa de las transfusiones sanguíneas, contaminadas de HIV. Hoy en día, gracias a los conocimientos que tenemos de la genética, y con el uso de determinadas bacterias, hemos conseguido fabricar insulina, hormona del crecimiento o factores de coagulación limpios.

Hay cantamañanas que han hecho promesas locas, pero quizás en algún momento envejeceremos más lentamente y mejor

Hay quien pronostica grandes avances en el combate contra el envejecimiento. Incluso hay algunos que anuncian que muy pronto se habrá acabado con la vejez.
Los biotecnólogos queremos conocer cómo funciona la vida para intervenir sobre ella. El caso del envejecimiento es de los más interesantes. Pero hasta ahora hemos tenido muy pocos éxitos. Hay cantamañanas que han hecho promesas locas; pero quizás en algún momento habrá un conjunto de fármacos que nos ayudarán a envejecer más lentamente y mejor. De momento, sin embargo, ya podemos intervenir cambiando nuestro estilo de vida. ¡Eso nos permite vivir más y mejor!

¿Qué otros avances se esperan en este campo?
Uno de los campos más sugerentes, sin resultados hasta ahora, es que las vacunas no se tengan que inyectar, sino que se puedan consumir con alimentos. Está la idea de hacer que algunos alimentos contengan la vacuna. Eso existirá. En el futuro nos podremos vacunar comiéndonos una manzana. Y también se esperan grandes cambios con las tecnologías relacionadas con el uso de células madre.

¿Y fuera del campo de la medicina, qué avances ha supuesto la biotecnología?
Hemos conseguido producir plantas que son inmunes a ciertas enfermedades, o que son resistentes a la sequía. En agricultura, gracias a las plantas transgénicas, se están haciendo cosas maravillosas. La productividad ha aumentado mucho, y mucha gente ha dejado de pasar hambre gracias a este tipo de cultivos.

¿Los grandes cambios en la biotecnología todavía están por llegar?
Ahora ya tenemos los conocimientos básicos sobre cómo funciona la mutación. Y empezamos a tener los mecanismos para hacer pruebas, no de una en una, sino a lo grande, en cantidad. La biología en los últimos años se ha convertido en una Big Science, que permite contemplar muchas cosas al mismo tiempo. A partir de ahora los avances se pueden multiplicar.

Todo el mundo quiere la biotecnología para curar, pero la rechaza en otros campos

Y, a pesar de todo, hay resistencias...
La tecnología ayuda en todo aquello que haga falta. Todo el mundo quiere la biotecnología para curar, y en este campo todo el mundo lo acepta. Pero la gente la rechaza en otros campos, como en la alimentación. En determinados ambientes sociales, en Europa (y no en otras partes), hay un fuerte rechazo hacia estos productos y no se quiere que se utilicen. La gente quiere consumir productos naturales, productos que se encuentran en la naturaleza. Pero el pan no se encuentra en la naturaleza. La gente quiere que las cosas sean como él las ha encontrado, pero las cosas como él las ha encontrado son el fruto de cambios extremos. No tiene ningún sentido rechazar los cambios de hoy en día y no poner dudas en los cambios del pasado.

Pero hay un problema grave con respecto al acceso a los transgénicos.
El problema existe. Pero no es un problema biotecnológico, sino social y económico. El número de compañías que controlan las plantas modificadas genéticamente son muy pocas. Sólo las grandes multinacionales pueden tener variedades aceptadas, porque el proceso de elaboración es muy costoso y las patentes son la garantía de recuperar la inversión. Muchas ONG se quejan con mucha razón de que hay gente que controla las variedades altamente productivas y que tiene el dominio sobre los campesinos de todo el mundo. Eso es totalmente cierto. Eso se tendría que denunciar y se debería intervenir; pero es un problema económico general de nuestra sociedad, que afecta a los transgénicos, a los móviles, y a muchos otros sectores de nuestro mundo.

Usted es especialista en el estudio del genoma de las poblaciones humanas. Este es un campo que despierta suspicacias, después de la aplicación criminal de políticas eugenésicas...
Las últimas políticas eugenésicas se aplicaron hace sesenta años. Nosotros lo que intentamos es entender y explicar las diferencias entre los humanos. En los años setenta se pensaba que todos los hombres éramos iguales. Y nosotros lo que hacemos es reivindicar la diferencia. Los individuos somos diferentes e intentamos explicar cuáles son las diferencias y tratamos de interpretarlas. Pero no pensamos que los genes son los que lo explican todo.

¿Por qué cree que la biotecnología da miedo?
Supongo que el origen de todo eso se encuentra en la raíz judeo-cristiana de nuestro mundo, que sacralizó la vida como un don externo, sobre el que el hombre no podía tener ningún control. En la Biblia se habla de la creación de todas las especies, y eso se tomaba como una cosa inmutable. Ahora este concepto se ha roto, y eso provoca un estado de pánico, porque se han roto las concepciones sobre cómo la vida es y cómo tiene que ser.

Haremos un reciclaje para hacer saber qué es el genoma, la célula madre o un alimento modificado genéticamente

La biotecnología se considera una ciencia muy complicada, pero usted organiza un seminario fuera de la universidad, destinado a un público más amplio. ¿Cree que hay una audiencia para eso?
La biotecnología interesa muchísimo. Tendríamos que tener ciudadanos que entendieran las noticias científicas que salen en los diarios: la gente se forma para entender las noticias de política, o las de deportes. También debería entender las de ciencia, porque también le afectan. Estamos preparando una generación que se cuidará con tecnologías que involucran las células madre. Es posible que mucha gente ahora no lo entienda, pero lo tendría que entender. Nos tenemos que reciclar: han aparecido cosas nuevas que quizás no aprendimos en la escuela. Por eso organizamos este seminario. Haremos un reciclaje para hacer saber qué es el genoma, la célula madre o un alimento modificado genéticamente.