Crui. Els portadors de la torxa es la primera novela del mallorquín Joan Buades. La ha publicado en una pequeña editorial ibicenca de autoedición, Edicions Aïllades, gracias a las aportaciones de un Verkami. Y, contra todos los pronósticos, ha ganado el XLVI Premio Joan Crexells otorgado por el Ateneu Barcelonès, que premia la mejor novela en catalán publicada durante el año anterior. Jordi Casassas, presidente del Ateneu, ha anunciado el nombre del ganador, y Laura Borràs, directora de la Institució de les Lletres Catalanes, le ha entregado el premio, en un acto en el jardín del Ateneu con lecturas literarias, música con el Quartet GironArt, cava y la llamada coca Crexells. La verbena se ha adelantado a este miércoles, en el Ateneu, para hacerla coincidir con la entrega del premio. Una coincidencia fantástica, porque la novela de Buades empieza, justamente, un 22 de junio. Crui es una obra que repasa casi un siglo de vida europea a través de un personaje central, un nazi refugiado en Mallorca que al fin de su vida analiza su pasado y, con esta acción, hace un repaso a la historia de Europa.

Una obra ilocalizable

La obra de Buades es prácticamente inencontrable fuera de Ibiza. Tan sólo había aparecido reseñada en la prensa local. No la venden en ninguna gran superficie. La gran mayoría de librerías de Barcelona no la tienen... Buades dio vueltas de una editorial a la otra para intentar encontrar quien la publicara. Asegura que pasó "un periplo muy largo" por una quincena de empresas editoriales de Barcelona, Mallorca y Valencia, y que sólo dos le respondieron, educadamente, que no entraba dentro de su línea editorial. Al fin, gracias a una campaña de crowdfunding, pudo hacer una pequeña edición. Ahora Buades confía en que alguno de los editores que la rechazaron reaccione y pueda publicar su obra con una tirada más amplia y que pueda ser accesible para más público.

Una novela de ideas

Joan Buades ha explicado a los periodistas que "no estaba interesado en hacer una novela con los ingredientes clásicos" que "se vendiera en las grandes superficies" sino hacer una reflexión de alto nivel. Buena parte la novela pretende ser un análisis del mal, pero no sobre un mal abstracto, maníqueo, que recae en uno pocos individuos, sino en un mal compartido, en el que hay gente que colabora con lo maligno para obtener pequeños beneficios personales: "Mucha gente externaliza el mal, pero cuando alguien tiene oportunidad de aprovecharse de la corrupción, son muchos los que caen y chupan", afirma Buades, que añade que aprendió mucho sobre la maldad y la influencia del poder en su paso por la política (fue concejal en un municipio ibicenco y diputado en el parlamento balear). En realidad, el título, "Crui" (rendija), hace referencia al pequeño espacio por donde se puede ver la luz, y las ancorchas del subtítulo son una mención al legado de bien o de mal que se transmite de generación en generación. Buades ha apuntado que tenemos que estudiar mejor el mal, citando en Kafka: "El mal conoce el bien, pero el bien no conoce el mal".

Ficción sobre la realidad

El protagonista de la obra es un personaje absolutamente ficticio, pero Buades asegura que el 70% del contenido de su obra son hechos reales, absolutamente probados (asegura que se ha documentado estrictamente). Así, en su obra aparecen, como secundarios, personajes reales como el financiero multimillonario Joan March ("el último pirata del Mediterráneo") o el jefe nazi Otto Skorzeny, el hombre que liberó Mussolini con sus paracaidistas y que tuvo una finca en Mallorca. El protagonista de Crui transita por una serie de fantásticos escenarios reales, algunos de ellos ya desaparecidos, como la ciudad internacional de Tánger, o Könisberg, la capital de la Prusia Oriental, hoy denominada Kaliningrad y situada en Rusia. Buades cree que es imprescindible conocer el pasado, porque "El futuro se nos está escapando de las manos".

El turismo con perspectiva

Buades ya había publicado algún ensayo sobre turismo y especulación inmobiliaria, un tema de máxima importancia en la isla de Mallorca. Ahora, a través de la ficción, vuelve al tema. El protagonista es un hombre de negocios que ha tenido mucho éxito, aprovechando el dinero colocado en los paraísos fiscales. Buades afirma que no se puede entender el turismo en Mallorca (y en la costa de Girona, las Baleares y el Canarias), sin tener en cuenta el dinero evadido por los nazis, el uso de paraísos fiscales y la influencia de la guerra fría. Afirma que el dinero escondido por los nazis en paraísos fiscales ayudó a financiar las inversiones turísticas en el Mediterráneo, gracias al apoyo internacional a la dictadura franquista. Pero añade que el turismo marcó profundamente la realidad mallorquina, como lo está haciendo ahora con la realidad barcelonesa. Y concluye que "la peor destrucción del turismo no es la del paisaje, sino la del alma".

Nosotros en el mundo

Joan Buades está muy interesado en la cultura europea, y enfatiza que a menudo se ha mirado la cultura catalana desde una distancia demasiado corta, sin relacionarla con las grandes corrientes de la filosofía europea. Asegura que a veces falta perspectiva para entender la historia de nuestro país y reclama "una lectura transgresora de nuestra historia". Buades, que es profesor y también ha hecho de bibliotecario, se muestra muy crítico con la evolución del mundo y asegura que hay que ser más consciente de los desafíos de la modernidad. Afirma que "una gran parte de la humanidad está siendo tratada como los antiguos judíos" y vaticina que la Europa democrática se está acabando.

Una obra innovadora

Los miembros del jurado han explicado que el mérito de Buades ha sido, sobre todo, hacer una novela original, muy ambiciosa, que sale de las pautas habituales de la narrativa en lengua catalana. Jordi Llovet, uno de los miembros del jurado, ha asegurado que, "es una novela diferente de las otras", que abre caminos y perspectivas. Llovet ha destacado la riqueza de su lenguaje, pero sobre todo la profundidad de sus reflexiones y el nivel de reflexión filosófica e intelectual. El poeta David Castillo, también integrado en el jurado, ha añadido que se trata de una novela basada en diálogos, donde el narrador queda oculto, una técnica muy infrecuente en los novelistas catalanes. Buades ha asegurado que quería hacer una novela ambiciosa: "que pareciera europea" y ha afirmado que la literatura catalana también tiene que tener obras "que salgan del canon", como la suya, porque es la forma de garantizar la riqueza y la renovación del mundo literario. Jordi Casassas se ha felicitado de la decisión del jurado, ya que si entre los objetivos del Crexells figura promover la excelencia en la novela catalana, este es un caso evidente de novela excepcional, renovadora, al margen de las corrientes dominantes.

El Crexells, un premio víctima del franquismo

El Crexells es un premio que fue instituido en 1928. Antes del franquismo premió a Puig i Ferreter, a Josep Maria de Sagarra, a Mercè Rodoreda... Pero en 1939 se prohibió y no reanudó sus actividades hasta 1981. Por eso, aunque hace 89 años que se creó, sólo está en su 46ª edición. En estas últimas ediciones han ganado el premio escritores de gran renombre como Jaume Cabré, Miquel de Palol, o Carme Riera. El año pasado obtuvo el Crexells Joan Benesiu, con Gegants de gel, una obra que sitúa su acción en Ushuaia, la localidad habitada situada más en el sur de la tierra (en Argentina). La dotación de este premio se ha incrementado de los 4.000 a los 6.000 euros. A diferencia del año anterior, este premio no ha sido otorgado por votación popular, sobre una selección de tres títulos realizada por un jurado, sino que ha sido el jurado, directamente, quien ha seleccionado la obra ganadora. El Crexells es un premio que tiene bastante prestigio, porque como quién lo otorga no tiene intereses en la obra, no está sometido a presiones comerciales. Sólo así se puede entender que haya conseguido el premio un libro tan atípico como Crui.