El año 1988 el cineasta Francesc Bellmunt dirigió un thriller en el que en el marco los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, Catalunya se proclamaba un Estado independiente dentro de la Comunidad Europea.

1992 fue el gran año de Barcelona. Para muchos el mejor de la historia, de la fisonomía a su presencia internacional, los Juegos cambiaron para siempre la historia de la capital catalana. ¿Pero qué habría pasado si los Juegos hubieran servido para materializar los anhelos independentistas de parte de la sociedad catalana?

A finales de la década de los 80 el independentismo era un sentimiento vivo pero que no contaba con el apoyo masivo de hoy en día. Además, consciente de que los Juegos serían una ventana abierta al mundo, el Estado puso en marcha la Operación Garzón (por estar dirigida, principalmente, por el titular del juzgado central de Instrucción número 5) con qué entre el 29 de junio y el 14 de julio de 1992 se detuvieron a 45 personas vinculadas al movimiento independentista catalán. El objetivo de la maniobra era anular su capacidad de acción durante los Juegos Olímpicos. Cuatro años antes, en 1988, el cineasta Francesc Bellmunt ya había adelantado la posibilidad de que los Juegos de Barcelona fueran el escenario de una colusión independentista con El complot dels anells, un trabajo de política-ficción protagonizado por Stephen Brennan, Ariadna Gil (la mejor de la película), Mònica Huguet (sí, la de TV3) y Josep Maria Pou.

Con un guión firmado conjuntamente con el escritor valenciano Ferran Torrent y tomando como referencia clásicos del género de la década de los 70 como All The President's Men, Three Days of the Condor, The Parallax View, The Day of the Jackal o Z; con El complot dels anells Bellmunt creó un thriller donde se combinan conspiraciones, terrorismo, política y, sí, también, un poco de deporte.

Mike 0'Brian, un reportero televisivo norteamericano de la cadena SBC, llega a Barcelona cuando la ciudad ultima los preparativos para la celebración de los Juegos Olímpicos. En un principio, su misión es informar sobre el ambiente deportivo, pero todo cambia cuando toma contacto con la realidad social y política catalana. A través de una misteriosa mujer, Muriel Basora, descubrirá el complot con que el grupúsculo independentista, el Front d'Alliberament Patriòtic (FAP), se quiere apoderar del Govern de la Generalitat durante la ceremonia de inauguración y declarar la independencia del país.

Correcto ejercicio cinematográfico en que se entremezclan todos los tópicos del género: periodista con ínfulas de detective privado, femme fatale, figura de poder que ejerce su control desde la sombra, informadores de voz ronca que esconden su rostro tras el humo de un cigarrillo... el gran mérito de Bellmunt fue conseguir hacer una película como ésta en una época como aquella. Aunque, muy probablemente, ahora lo tendría mucho más difícil.

*Como la realidad siempre supera la ficción, atención al discurso con que en la película se proclama la independencia de Catalunya y como algunas de las expresiones que se utilizan son del todo reconocibles actualmente.