El escritor Carles Casajuana presenta Retorn, una novela que recrea la visita que hizo Josep Carner a Catalunya en 1970 (una estancia breve, tras un largo exilio). Carles Casajuana es un veterano novelista, que desde 1987 se dedica a la narrativa. En el 2005 publicó, con gran éxito de crítica, Kuala Lumpur. Cuatro años más tarde ganó el Premio Ramon Llull con L’últim home que parlava català. Carles Casajuana (Sant Cugat del Vallès, 1954) estudió Derecho y Economía y ha sido diplomático durante mucho tiempo. Ha pasado por las embajadas de Malasia, Vietnam, Brunéi, Bolivia, Filipinas... También fue director del Departamento Internacional de la Presidencia del gobierno español de 2004 a 2008, con José Luis Rodríguez Zapatero. Hoy en día está en excedencia de la diplomacia.

 

¿Por qué escribir sobre Josep Carner, un autor que hoy en día no es muy recordado?

Leí una biografía de Carner en el exilio y me interesó mucho el episodio del retorno, tan malogrado. Y pensé que aquello tenía una novela. Porque me di cuenta de que este viaje estaba condenado. No se podía evitar, pero iba a acabar mal, inevitablemente. Cada uno actúa como tiene que actuar, y la cosa va fatal.

Carner es un poeta que ha perdido la memoria y que viaja a una ciudad, Barcelona, que ha perdido la memoria

josep carner efeJosep Carner a su llegada al aeropuerto de El Prat. Foto: EFE.

¿Su experiencia personal ha influido en la redacción de esta novela?

Sí... Yo he tenido que viajar mucho. Y por experiencia sé que el retorno de una persona después de 30 años de exilio es imposible. Siempre vuelves a un lugar que ya no existe. Me pasaba a mí cuando volvía, y eso que viajaba a menudo a Catalunya. Y ya lo decía Carner en uno de sus poemas. En este caso este no retorno es doblemente fascinante, porque Carner es un poeta que ha perdido la memoria y viaja a una ciudad, Barcelona, que ha perdido la memoria.

El protagonista de la novela, Miralles, es alguien que descubre Carner y acaba fascinado por el personaje, y en segundo lugar por su obra. ¿Cómo descubrió usted a este autor?

Yo leo a Carner desde hace muchos años, porque si te dedicas a escribir, tienes que aprender de los que ya han escrito. Y Carner, en este aspecto, es inevitable. Es a la poesía catalana lo que Mozart a la música. No puedes esquivarlo, aunque te gusten más otros autores. No puedes obviarlo. Carner, como poeta, hace muchos años que me interesa. Pero fue la historia del retorno imposible la que me fascinó. Era una situación apasionante. Inicialmente pensaba que sólo me interesaría a mí... Tenía muchos ángulos y algunos aspectos que pueden tener mucha resonancia en la actualidad. Nos enseña muchas cosas, este episodio. Ahora, con gran felicidad, veo que interesa a más gente...

Carner fue diplomático, como usted... Empezó con un exilio voluntario que lo llevó más adelante a un exilio obligado. ¿Hasta qué punto se siente identificado en algunos aspectos?

Hay alguna coincidencia, pero también hay muchas diferencias. La identificación está sobre todo en la necesidad de volver. La Barcelona que conocía al poeta ya no estaba cuando decidió volver. Carner decía que vivía, en la otra punta del mundo, como si estuviera a dos esquinas de las Ramblas. Pero cuando vuelves te das cuenta de que lo que encuentras ya no es el mundo que conocías, y que los que están allí ya no te ven. En realidad, era muy poco conocido el hecho de que Carner fuera diplomático. Ahora, con el profesor Jaume Subirana, uno de los biógrafos de Carner, ya hemos empezado a estudiar esta parte de su vida, el Carner diplomático.

Carner siempre quiso que quedara muy clara su adhesión a la causa republicana

¿Cómo fue la actividad diplomática de Carner?

Josep Carner fue diplomático en momentos importantes. Por ejemplo, fue el número dos de la embajada en París durante la guerra civil. Y París, entonces, era uno de los frentes más activos de la guerra; era donde la República gestionaba la compra de armamento y también donde se discutían muchas otras cosas, donde se jugaba el apoyo europeo a la República. La embajada en París era esencial para la República, pero eso no se ha entendido muy bien. Baltasar Porcel, que entrevistó a Carner a mediados de los años sesenta, no valoró en su justa medida que Carner le hablara de su etapa como cónsul en París. No era consciente de la importancia que tenía vivir la guerra civil en París, como diplomático. Seguro que fue una etapa muy interesante para Carner. Y ojalá hubiera explicado en sus escritos lo que vivió en aquellos años. En aquella época había unos 400 diplomáticos españoles, y sólo 52 fueron leales a la República... Y él lo fue... Y siempre quiso que quedara muy clara su adhesión a la causa republicana.

En Catalunya había división de opiniones sobre si Carner tenía que volver

¿Considera que este autor sufrió un agravio en su retorno a Catalunya?

Fue un retorno malogrado, porque en Catalunya había división de opiniones sobre si tenía que volver. Carner, con Josep Tarradellas y Pau Casals era uno de los exiliados más significativos. Había sido conseller de la Generalitat en el exilio y le habían ofrecido ser ministro de la República, cargo que no había aceptado, por considerar el gobierno español en el exilio poco favorable a la autonomía catalana. En Catalunya había gente que creía que era mejor que no volviera. Otros decían que un retorno privado no se le puede negar a nadie.

¿Y a pesar de todo, él decidió volver?

Él se añoraba mucho y quería volver a Catalunya, al lugar donde había crecido. Él era consciente de los problemas del viaje. Cuándo hizo 80 años, en 1964, ya se planteó el retorno, pero al final lo pospuso. En 1970, al fin, decidió volver. Quizás decidió por él su mujer, porque su personalidad empezaba a hundirse bajo el peso de la demencia senil. Vino en condiciones muy frágiles de salud mental. Carner volvió aquí, y todo el mundo intentó utilizarlo. Fue víctima de una entrevista extraña de Manuel del Arco, quien publicó que Carner había encontrado una Barcelona mucho mejor que la que había dejado. Dudo de que el poeta lo hubiera dicho, pero esto es lo que salió publicado.

No se le podía exigir a Carner que no volviera

Y esta entrevista debió generar bastante polémica...

A partir de aquí todo se torció. Mucha gente le giró la cara a Carner. Coincidió, por aquellas fechas, que daban el Premio de Honor de las Letras Catalanas y no se lo otorgaron a él. Muchos consideraban que con su retorno había fallado al país. Pero alguien dijo que "Cada uno administra como quiere sus contribuciones simbólicas", y yo estoy completamente de acuerdo con ello. No se le podía exigir a Carner que no volviera. Pero su viaje acabó siendo muy complicado. Y el hecho de que no le dieran el Premio generó malestar. Fue muy incómodo.

¿Porque no se dio el premio a Carner?

En aquel momento el mundo intelectual era poco propicio a Carner, porque el universo literario catalán apostaba por una literatura militante, que luchara contra el franquismo. Y se daba más valor a la poesía de Pere Quart, que hacía una sátira descarnada del régimen, que a las poesías de Carner (quizá porque las poesías más militantes de Carner no circulaban dentro de Catalunya). Pere Quart no tenía la estatura de Carner, aunque era un gran poeta, pero se llevó el premio. Hoy parece incomprensible que no le dieran el premio a Carner en aquel momento, porque era obvio que no viviría toda la vida... Carner murió a los quince días de marcharse de Catalunya. Al fin, a Pere Quart le habrían podido dar el premio al año siguiente.

Me he imaginado el retorno de Carner, porque sin imaginación, no hay novela

¿Carner dejó por escrito las impresiones de aquel desgraciado viaje o lo ha tenido que reconstruir?

Carner ya no estaba en condiciones de escribir nada... Murió a los 15 días de volver. Los hechos los he reconstruido con hemerotecas y con los libros de aquellos que fueron testigos de la estancia. Y una vez reconstruidos los hechos, yo me lo he imaginado, porque si no, sin imaginación, no hay novela. Me he puesto en la piel de un crío de 20 años al que piden que acompañe a Carner, y que verá como su vida cambia a través del conocimiento del poeta.

¿Retorn es un homenaje, también, a la gente que colaboró a financiar y potenciar la cultura catalana?

La novela quiere ser un homenaje a la gente que en aquella época mantenían viva la cultura catalana, y también a los que luchaban contra el franquismo. Estaba todo muy mezclado. En la época había mucha polémica entre unos y otros. Pero este es un homenaje a todos ellos. Es una época apasionante, pero es muy contradictoria, porque Catalunya estaba muy abierta al mundo y era muy sensible a la influencia exterior. En aquel tiempo, en Catalunya, el franquismo ya se veía periclitado, ya se veía que no tenía futuro. Llegaba claramente la influencia del movimiento hippy, de las revueltas de estudiantes, de los cambios de comportamientos sexuales... Pero Barcelona era una ciudad que vivía bajo el franquismo y eso daba muchas contradicciones. El catalán no había muerto, aunque estaba en el UCI, culturalmente...

La pluralidad de puntos de vista es lo que da las mejores novelas

Carner volvió en un momento muy complejo...

Era un retorno que era muy complicado que saliera bien, por todas estas cosas. A mí, en realidad, lo que me fascinaba era la pluralidad de los puntos de vista. El retorno de Carner se puede ver desde muchos ángulos. Y la multiplicidad de puntos de vista, para mí, es el que da las mejores novelas.