Parecería que el mercado hubiese entrado en una fase de interpretaciones con las consiguientes subidas y bajadas. Esta mañana, el Ibex ha abierto en positivo y a media sesión se ha dado la vuelta cerrando por debajo de los 10.800 puntos. Los bancos centrales y el petróleo están detrás de los vaivenes.

El influyente presidente de la Reserva Federal (Fed) de Chicago, Charlie Evans, se ha sumado al grupo de los disidentes respecto a la tendencia que cree en la necesidad de normalizar los tipos de interés subiéndolos dos veces más. Uno de los que defiende la posición ortodoxa es William Dudley, presidente de la poderosa Fed de Nueva York, pero éste se jubila este año, donde habrá renovación en el equipo de Janet Yellen, con la entrada de expertos nombrados por Trump. De ahí las lecturas posibles de los mensajes de la Fed, con la consiguiente repercusión en los bancos, que desean que suban los tipos para recuperar margen financiero.

Al mismo tiempo, el precio del petróleo se está viniendo abajo con el Texas retrocediendo más de un 3%, hasta 42,87 dólares y el Brent a 45,70 dólares.

El impacto negativo en banca y materias primas se ha reflejado con claridad en el Ibex tirando atrás al índice. Algo parecido ha ocurrido en las bolsas europeas pese a que el importante índice IFO de la economía alemana y sus expectativas de crecimiento han sido muy positivos gracias tanto a la demanda interna como a la recuperación de la Eurozona. La Bolsa de Frankfurt ha perdido el 0,59%.

En Wall Street, el Dow  Jones retrocedía el 0,04% a media sesión mientras el secretario del Tesoro americano, Steven Mnuchin, insistía en que la reforma fiscal se hará este año. Estamos en un mercado nervioso.