El resultado de las elecciones generales hoy domingo en Alemania representa la señal de salida de la renovación de una Europa que, fuera de Bruselas, se piensa que funciona mal. París y Berlín (aunque aquí con retraso a la espera de lo que digan las urnas) están perfilando su visión de futuro, proceso al que se ha sumado Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, que ha pedido más unión en vez de una reestructuración.

En los círculos próximos a Merkel (a quien se da por ganadora en los comicios, a falta de saber con quién o quiénes formará coalición) se baraja como probable la ausencia en el futuro gobierno de Wolfgang Schauble, el ministro de Finanzas que ha defendido una línea de rigor para salir de la crisis tanto en el caso de Alemania como en la zona euro. La apuesta ha salido bien porque la economía en su conjunto se ha animado y toca entrar en una fase de relanzamiento.

La apuesta ha salido bien porque la economía en su conjunto se ha animado y toca entrar en una fase de relanzamiento

Pero Schauble no pierde el tiempo. Se quede o no, ha trazado el esquema de la unión monetaria, de un euro que debe soportar el edificio europeo. Para asegurar su porvenir, propone la puesta en marcha de un Parlamento de la zona euro, que haría evolucionar el Mecanismo de Estabilidad Europeo (MES), que es el fondo de apoyo a los países en dificultades creado en 2012 a raíz de la crisis de la moneda única. Y, con el tiempo, a medida que evolucione, el MES se transforme en el Fondo Monetario Europeo. A su vez, el MES se encargaría del control de rigor presupuestario sustituyendo en esta función a la Comisión Europea, De ese modo, ha dicho Schauble con el respaldo de Merkel, se dejaría atrás una etapa en la que la política monetaria común estaba lejos de asegurar una política económica adecuada que propiciase la inversión.

Para Emmanuel Macron, hace falta una política presupuestaria "que represente varios puntos del PIB de la zona euro" y un ministro de Economía para el conjunto. Merkel ya le ha rectificado evocando "pequeñas contribuciones" nacionales. Y en cuanto al ministro de Economía, dice la canciller, su papel lo cubriría el FMI europeo, que también se encargaría  paralelamente de aplicar las reglas. De lo que se trata en definitiva es de no mutualizar las deudas y hacer que unos deban pagar por otros. 

La Comisión Europea, que debe precisar su programa el 6 de diciembre se fusionaría con el Consejo Europeo

Mientras el conjunto de países de la zona se interroga sobre la aptitud de Francia y Alemania como motores históricos y directores de la orquesta europea, Juncker se ha desmarcado de ambas posiciones y propone un presidente elegido para Europa, en que todos los países sin distinción pertenecerían, con los de fuera entrando en el euro, beneficiándose de la moneda única, del espacio Schengen y de la unión bancaria. La Comisión Europea, que debe precisar su programa el 6 de diciembre, se fusionaría con el Consejo Europeo que preside ahora Donald Tusk, para llevar el timón y gestionara el euro. Ahí se basaría "la nueva potencia mundial". en una fase de retirada de EE.UU.

Los Veintisiete deberán consagrar buena parte de su energía política en definir su futuro entre enero y mayo porque a partir de entonces se iniciará la campaña de elecciones europeas. Si Europa debe ser reformada tiene en perspectiva una ventana estrecha para hacerlo.