La Reserva Federal (Fed) va a reorientar su política monetaria al aceptar que la última caída de la inflación en EEUU podría no ser un fenómeno temporal, sino algo que puede dar lugar a preocupaciones más profundas.

En su reunión del miércoles, ha pospuesto cualquier subida de tipos de interés como mínimo hasta diciembre y ha anunciado un adelanto de la reducción de su cartera de deuda pública en su balance que asciende a 4,5 billones de dólares. El comienzo será "relativamente pronto", seguramente en septiembre, y se hará antes que la subida de tipos, cuando se preveía al revés. 

La expansión de la cantidad de dinero ha tenido un efecto impulsor en Wall Street, pero mucho menor en la economía

Esta decisión supone por parte de la Fed el reconocimiento de que su línea de actuación, basada en estimular la economía, ha tenido un impacto sobre ésta menor de lo esperado.

Ni la productividad ni las inversiones crecen en EEUU a los ritmos deseados, como ha reconocido la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, y otros miembros del consejo del banco central.

La expansión de la cantidad de dinero ha tenido un efecto impulsor en Wall Street, pero mucho menor en la economía. ¿Y ello a que es debido? A la misma regla que se aplica cuando crece la inflación. Si el conjunto de los precios sube, los inversores no saben dónde invertir porque el mercado envía señales equívocas. Puede subir el precio de un bien innecesario lo mismo que uno de mayor calidad. Es decir, la alta inflación frena la inversión. Pues bien, cuando se inyecta dinero masivo, como han estado haciendo la Fed y el BCE, que ha aumentado hasta en casi 4 billones de euros su balance, para estimular la economía, el efecto es el mismo: ha roto el sistema de precios, que indica las preferencias primordiales de los consumidores. La abundancia de liquidez favorece la subida de las acciones en bolsa, pero no la de los productos y servicios. De ese modo, una baja inflación (el 1,4% en EEUU y el 1,3% en Europa) pese a múltiples estímulos y apoyos dinerarios, frena la inversión. Y el freno de la inversión impide el aumento de los salarios, que a su vez rebaja la inflación. La inflación es simplemente la medida de los salarios. Si no suben éstos, el IPC se queda colgado.

Reducir la deuda es el comienzo del avance de la inversión

Así que hay que dar marcha atrás, señala la Fed, y empezar a reducir la deuda acumulada en los balances de los bancos centrales. Reducir la deuda es el comienzo del avance de la inversión. Se pueden aplicar programas transitorios para evitar una depresión, pero luego una continuidad excesiva puede resultar peligrosa. Como le puede ocurrir a la propia Janet Yellen respecto a su propio cargo.