En una tarde al final lluviosa, los futuros y el pasado dieron por ganadores al oro y a Repsol, en sesiones al alimón. Siguiendo la tónica general de estos días, el Ibex ha cerrado en positivo, si bien en la lógica de las bolsas han dominado más los saltos del alfil que los progresivos y previsibles de los peones.

El oro es el paradigma de la sesión de hoy, que, tras hundirse durante meses, se ha revalorizado un 3,66%, hasta cotizar a 1.131,66 dólares. El panorama internacional se está complicando. China está bloqueando exámenes de la OMC sobre ayudas del Estado a cultivos de trigo, arroz y maíz. Se están armando las islas de los mares colindantes con Vietnam y Filipinas. Hay fuga de capitales.  Japón supera ya a China como tenedor de deuda americana. Europa ha extendido sus sanciones a Rusia. Cuando el metal amarillo se aprecia no es un hecho baladí.

Repsol ha sido la estrella del Ibex aun cuando el petróleo mantenga un perfil bajo porque un mercado escéptico frente a la OPEP, está reapreciando el trasfondo de su modelo de negocio. Los bancos han tenido una buena pero modesta jornada, con Técnicas Reunidas mostrando más capacidad de radiación.

Los mercados dan señales de una cierta extenuación cuando empiezan a proliferar las previsiones para 2017, donde se espera más inflación aun cuando de momento no salga a flote, como revelan los IPC europeos del +0,6% y del 0,5% en España el último mes.

Wall Street ha abierto con una subida corta después de que la construcción de signos de debilitarse. La construcción de casas nuevas cayó un 18,7% en noviembre, quizá por el frío. Se extiende la sensación de un año sin igual, pero gastado. Ha sido demasiado el esfuerzo que ha exigido para valorarlo.