Ambos índices han caído, el primero por debajo de los 10.500 puntos, en su quinto retroceso consecutivo. El descenso ha venido, según algunos, por el alza del rendimiento de los bonos europeos que ha desviado recursos desde las bolsas a la renta fija. Pero, como contraposición, el dato de empleo americano ha sido muy bueno y ha hecho retroceder al euro.

La economía americana ha creado 222.000 empleos nuevos, muy por encima de las previsiones, con crecimientos salariales del 0,2% en julio, que acumulados ascienden al 2,5% en el año. Pero no sólo ha logrado eso sino que además ha atraído a más gente en busca de trabajo, ya sea en sanidad, asistencia social, finanzas o minería. Eso ha hecho que suba la población activa, que estaba desde hace tiempo estancada. Estadísticamente, el resultado paradójico ha sido que el desempleo ha aumentado hasta el 4,4% en vez del 4,3% de mayo al crecer precisamente la población activa, que es el concierte de la ecuación. Para la Reserva Federal es una señal clara para subir tipos de interés.

En la economía española, la tasa de morosidad bancaria ha subido al 8,8%, lo que, unido  a la confusión anterior y los cautelosos mensajes del BCE  ha hecho caer a los bancos. El conjunto del mercado tampoco se ha salvado aun cuando el euro ha bajado a 1,1390 dólares al apreciarse la divisa americana facilitando las exportaciones europeas.

Al final, deberán ser los resultados empresariales los que aclaren el "conudrum" actual. Mientras habrá que dar por buenos, aunque poco rentables, los forcejeos últimos entre invertir en deuda o renta variable.