A medida que el 1 de octubre se acerca, el gobierno sigue extendiendo por Madrid estrategias informativas para intentar hacer encallar el proceso soberanista. Por ejemplo, siguen insistiendo en que ERC se desmarcará porque iría primero a las encuestas y así podría gobernar, superando el PDeCAT.

Aquí les es indiferente que el vicepresidente Oriol Junqueras haya ratificado muchas veces su compromiso con el referéndum, o que haya anunciado que el mandato del 27-S no se acabaría, a pesar de las amenazas de inhabilitación. En la Moncloa se agarran a un clavo ardiendo para evocar una presunta división en la Generalitat.

Precisamente, la última vez que lo han intentado ha sido durante la moción de censura a Mariano Rajoy. "De hecho, estamos muy orgullosos de poder decir que ya hemos andado un buen trozo: se llama derecho a decidir, se llama referéndum, se llama proceso constituyente, y si los ciudadanos de Catalunya lo quieren, llevará por nombre República catalana" dijo el portavoz republicano Joan Tardà.

La cuestión es que fuentes de la vicepresidencia ya ven en las palabras "proceso constituyente" una forma encubierta de anunciar que habrá elecciones –sin referéndum– y acto seguido, un futuro acuerdo con En Comú Podem para un tripartito de izquierdas con la CUP y los republicanos. El hecho es que Xavier Domènech ha hecho la misma ofera a ERC durante el debate, aunque Tardà ya dejó claro que el 1 de octubre "culminaba la desobediencia" en las urnas. Aun así, dicen las fuentes del Ejecutivo que estudiarán el fragmento.

Ya lo dice el dicho: "No vemos las cosas como son, sino como somos".