El impulso a la L10 sur llega a través de una operación entre instituciones que comporta la compra por parte del Ayuntamiento de Barcelona de varios edificios del Govern catalán con la condición de que éste destine el dinero recibido a abrir lo más pronto posible las estaciones de Metro de Foneria y Foc Cisell, en el paseo de la Zona Franca. Es decir, que de alguna manera el ayuntamiento se asegura la inversión previo pago. Eso sí, quedarán para la ciudad inmuebles como el del Borsí y parte del recinto de Can Batlló. Y dos estaciones de metro, una de las cuales, por cierto, queda junto al flamante nuevo edificio de la Agencia Tributaria Catalana.