Eran sobre las diez y media de la mañana cuando han sonado las alarmas: la Guardia Civil estaba en el Parlament de Catalunya. Cuando eso se ha sabido, los periodistas presentes en la Cámara catalana han empezado a recorrer los pasillos para intentar encontrar a los guardias y averiguar más información.

El problema era, precisamente, que iban vestidos de paisano y a partir de aquel momento todas las personas se han convertido en un potencial guardia civil. Los periodistas han preguntado incluso a dos personas que estaban en la entrada del Parlament, sin uniformar y delante un ordenador. La respuesta ha sido una gran carcajada que ha desvanecido todas las dudas.

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