Las redes sociales permiten publicar y difundir todo tipo de informaciones, historias y anécdotas de manera casi instantánea, y eso puede tener sus pros y contras. En un contexto como el vivido en Barcelona, la difusión de información seguro que ha favorecido la prevención y la colaboración de la ciudadanía. Pero también ha servido para difundir noticias falsas, aunque sean bienintencionadas. La más destacada de estos días ha sido la del supuesto taxista marroquí que, en un ramalazo de generosidad, sube a su coche a una mujer de edad y la lleva, gratis, bien lejos del sitio del atentado.

A pesar de la vertiente humana de la historia, que seguramente fue cierta, el hecho es que su difusión por Twitter y otras redes sociales llegó a unas proporciones que hicieron fruncir el ceño a más de uno cuando se pudo comprobar que decenas de tuiteros aseguraban que su madre había sido agraciada por la generosidad del taxista anónimo -pero eso sí, marroquí.

Finalmente, y como no podía ser de otra manera, la anécdota ha sido convertida en molde para todo tipo de bromas.

Por lo menos, esta historia ha ayudado a poner un poco de humor en unos días tan tristes.