Barcelona tendrá presupuestos este miércoles, después de que la oposición no se haya puesto de acuerdo para construir una alternativa de gobierno. La aritmética del consistorio ha provocado que finalmente un gobierno con sólo 15 concejales -de BComú y PSC- pueda sacar adelante unas cuentas a través de un mecanismo inédito: la cuestión de confianza. El ejecutivo liderado por la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, optó por esta vía después del último portazo de los grupos de la oposición el pasado 23 de diciembre. Con todo, la alcaldesa conseguirá finalmente aprobar sus cuentas, que podrían ser los primeros y últimos, y que tienen algunos elementos clave a analizar.

Se mantiene la deuda

Las cuentas planteadas por el gobierno de Ada Colau mantendrán la cifra de deuda de la ciudad en 835 millones de euros, lo que representa un 33% sobre los ingresos corrientes, la misma cifra que en las liquidaciones de 2015 y 2016. Con todo, sin embargo, de la misma manera que Colau no contribuirá a la bajada de la deuda, tampoco la incrementará.

Desde que se hizo con el poder municipal, Colau sólo ha reducido el volumen de las obligaciones en una ocasión: fue en 2015, en una amortización extraordinaria de endeudamiento de 138 millones de euros. Por su parte, su predecesor, Xavier Trias, redujo la deuda de 1.090 -en la liquidación de 2011- hasta 974 millones de euros -me el presupuesto de 2015-. Se trata de una reducción sustancial de la deuda ya que, en sólo una legislatura, las obligaciones se redujeron prácticamente en una décima parte (10,7%).

En Madrid, donde también gobierna la izquierda alternativa desde 2015, la alcaldesa Manuela Carmena sí que ha reducido la cuantía de las obligaciones en un 32% en sólo dos años de legislatura. El consistorio cerró 2016 con 923 millones menos de endeudamiento, una caída del 19% respecto del ejercicio 2015, cuando se situó en 4.767,30 millones de euros.

La cifra de deuda de Barcelona, no obstante, es mucho menos alarmante que la de Madrid, donde el endeudamiento se mantiene por encima del 75% de los ingresos corrientes. ¿Y qué quiere decir superar esta cifra? Se limita la capacidad de pedir créditos por parte de los ayuntamientos. Si se compara con Madrid y con el conjunto de la deuda de las corporaciones locales, la situación de la capital catalana es buena: encontrarse por debajo del 75% significa poder contraer obligaciones sin ningún tipo de limitación de la administración estatal.

Aumentan los gastos (y la recaudación)

Que la deuda no crezca y se mantenga quiere decir que Colau apostará por una política de déficit cero. Es decir, el objetivo de las cuentas es equiparar ingresos y gastos. Y no sólo en estos presupuestos, sino de cara a futuras cuentas. El gobierno municipal actual aprovechará la buena situación económico-financiera del Ayuntamiento, conseguida después de varios ejercicios con superávits, para impulsar unos presupuestos expansivos. Se seguirá la misma política económica expresada en la prórroga de 2016 de los últimos presupuestos de Xavier Trias.

En este sentido, las cuentas que finalmente verán la luz prevén aumentar los gastos de 114,9 millones de euros, hasta llegar a los 2.580,5 millones. Con todo, desde que llegó Colau al Ayuntamiento, el volumen de los gastos habrá aumentado un 8,88%. ¿Y de dónde se conseguirá el dinero para este aumento presupuestario? Con un aumento de los ingresos: por ejemplo, la recaudación del IBI experimentará una subida considerable -uno 7,19%- respecto de las cuentas de 2016; por otro lado, también se prevé un aumento en la recaudación del impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras en un 3,21%.

Las principales inversiones

Las cuentas de 2017 plantean un aumento de 6,7 millones de euros para políticas de distrito. Nou Barris, Sant Martí, Sants-Montjuïc y Ciutat Vella suman tres cuartas partes de esta nueva inversión. En términos absolutos, los distritos con más inversión serán Ciutat Vella (43,6 millones), Sant Martí (39,3 millones) y el Eixample (37,1 millones). Por la parte baja, se sitúan los distritos de Les Corts y Sarrià-Sant Gervasi, que experimentan un crecimiento de 300 y 200 mil euros, respectivamente, y se quedan con 12,5 y 17,5 millones de euros presupuestados.

Con respecto a las políticas del conjunto de la ciudad, el ejecutivo de Colau ha apostado por tres grandes ramas: Servicios sociales y promoción social, seguridad y movilidad ciudadana, y bienestar comunitario. Estas tres grandes áreas centralizan aproximadamente un tercio de las cuentas municipales, concretamente 953,7 de los 2.151,4 millones de euros presupuestados. Algunas de las otras áreas que se han situado como una prioridad para el gobierno municipal en las cuentas han sido el transporte público, la vivienda y la cultura.

Con respecto a inversiones concretas, la partida más importante es para la remodelación del Mercado de Sant Antoni, con una partida de 14,9 millones.  Acto seguido, se sitúa el nuevo polideportivo PAV3 Campo del Hierro en La Sagrera, que tendrá una inversión de 13,6 millones de euros, y la construcción del túnel entre las calles Castillejos y Badajoz, a Glorias, con 9,2 millones reservados.

Como una mayoría absoluta

El gobierno de los comunes hizo un primer intento de aprobar unos presupuestos en el 2016, pero sólo consiguió prorrogar los del anterior alcalde, Xavier Trias, con el apoyo de parte de la izquierda política, ERC y PSC, y la negativa de la CUP-Capgirem Barcelona. Ahora, nueve meses después de la aprobación de aquella prórroga, los que fueron los apoyos de Colau se han terminado de posicionar: los republicanos han optado por hacer oposición y han dejado de dar luz verde a los proyectos de Colau; mientras tanto, el PSC se ha incorporado al equipo de gobierno y, por lo tanto, ha reforzado su buena relación con la alcaldesa.

Colau ha quedado pues con un gobierno de 15 concejales de los 41 del pleno municipal. Paradójicamente, en la aprobación de los presupuestos, ha contado con un poder similar al de la mayoría absoluta, todo gracias a la cuestión de confianza que vincula la continuidad de la alcaldesa con las cuentas y la incapacidad de la oposición -que suma 26 concejales- de construir una alternativa de gobierno. Colau ha aprovechado la dificultad de entendimiento del resto de grupos, que obligaba a un pacto antinaturaleza (por ejemplo, CiU y ERC con PP y C's).

Los presupuestos de 2017 podrían ser los primeros y los últimos de la alcaldesa, ya que la legislación permite prorrogar unos presupuestos hasta dos ocasiones, justamente los dos años que le quedan al gobierno de BComú y el PSC antes de las elecciones municipales de mayo de 2019.