En la sala de espera de un hospital puede pasar de todo, pero una de las situaciones que más angustia genera es la de ignorar si realmente hay alguien en la consulta o, en todo caso, cuánto tardará en salir la visita precedente. Los espíritus inquietos, incapaces de esperar con estoicismo su turno, acostumbran a coger la directa y abrir la puerta de la consulta, en busca de una explicación que les alivie la insufrible espera.

Para evitar actitudes de este tipo frecuentan los carteles de advertencia, pidiendo respeto por las visitas precedentes y apelando a la empatía del usuario, que seguramente no querría ver recortado su tiempo de visita por un impertinente.

Pese a todo, a veces no es suficientemente fácil y comprensible difundir este llamamiento a la calma, y por eso, una mala redacción acompañada de un cierto sentido del humor puede dar lugar a situaciones como las que relata el usuario de Twitter @Omphalos_, que no duda en tildar de microrrelato de terror el cartel que retrata.

Efectivamente, parece que al autor del tuit le han quedado pocas ganas de abrir la puerta sin permiso, por miedo de encontrarse a él mismo. Quedan abiertas las opiniones sobre desdoblamientos de personalidad y realidades alternativas de todo tipo pero, por si acaso, piensen con qué se encontrarían si abren la puerta cuando no toca...