La joven cantante norteamericana, Miley Cyrus, parece haber reconducido el rumbo de su carrera después de una época donde era noticia por sus escándalos más que por su música. Quien fuera una estrella Disney encarnando a Hannah Montana, se presenta hoy día como una persona nueva, alejada de las drogas y centrada en su faceta artística.

Cyrus ha sido la última invitada de James Corden en su famoso Carpool Karaoke, espacio donde canta con los famosos mientras conduce y estos rebelan algunas de sus intimidades. La cantante ha reconocido que ya no fuma marihuana, aunque en algunos momentos ha tenido la necesidad de hacerlo.

Una de las confesiones más impactantes, sin embargo, ha sido cuando ha explicado que durante el rodaje del videoclip de uno de sus grandes éxitos, Wrecking Ball, iba "totalmente drogada".

En este vídeo, que supera los 900 millones de reproducciones en Youtube, Cyrus también dice que en las escenas que tenía que llorar, pensaba en la muerte de su mascota. A pesar de su constante flirteo con las drogas, la artista cuenta que en su polémica actuación con Robin Thicke en la gala de los premios de la MTV el año 2013, no cantó bajo los efectos de la droga.

Una actuación que le costó un mar de críticas, pero que, según indica ella misma, le sirvió para "enterrar" definitivamente a Hannah Montana y dar paso a una nueva carrera artística.