A finales de los años setenta un pequeño grupo de chicos y chicas se instalaron en el pequeño pueblo deshabitado de Clua (Artesa de Segre, Lleida). Sin patrimonio ni conocimiento en agricultura este grupo de aventureros pasó por momentos de subsistencia muy duros. Gallinas, conejos y cerdos morían sin criar, solo un animal se adaptó a la zona y a ellos: la cabra.

 

De aquí surgió el gran queso de leche cruda de cabra que conocemos hoy día, el Cendrat del Montsec. Un queso, que como destaca Eugene Celery, fue considerado por Catalunya y por el resto del Estado "el gran queso artesano de cabra de los años ochenta".